04

24 3 0
                                    

Primavera.

Las cosas parecían no haber cambiado mucho en la universidad.
Hoy era el primer dia de clases, un poco temprano había llegado para su clase.

Sostenía su bolso con ambas manos, de esa manera se sentía protegida. Iba a ser como siempre, como antes de que se fuera. Debía sentirse segura, eso le dijeron en la última sesión, que es como si no hubiera faltado nunca.

"Tu sigue tu vida, no mires al rededor".

-Por fin no estaré solo, extrañaba ver por acá a mi querida amiga.

Sorim ve a su costado, Mingi la había alcanzado fácilmente ya que caminaba lento. El podía notar la inseguridad en ella, pero no lo diría explícitamente.

-Pff, que cosas dices. Tu tienes amigos por todos lados -dice la castaña intentando relajarse teniendo una conversación con su amigo, el sonríe.

-Pero tu presencia era importante acá. Que no todos mis amigos entienden las cosas que digo -argumenta él-. ¿Tienes tiempo para un café antes de tu clase?

Ella ve la hora en su móvil y asiente. Van a la cafetería que está en la universidad, Mingi invitó y se sentaron en una mesa pequeña.

-No me contaste como volviste a estudiar acá, ¿Qué sucedió?

Sorim bebe de su café y aprieta sus labios en linea recta. Luego contesta:

-Mis padres se enteraron. No sé como pero lo hicieron, el año pasado habían vuelto y me invitaron a comer, ahi me dijeron todo y ellos terminarán pagando lo que queda de años.

-Tienes suerte de tener unos padres así -ella asintió incomoda.

Ella lo sabe, y no le gusta el hecho de que la ayuden con dinero. Ella quería ser independiente o al menos eso trataba.

-Luego, ese mismo día, cuando llegué a casa no encontraba mis llaves. Y luego llegó el chico del gato -el chico de cabello anaranjado frunció el ceño.

-¿El tenía tus llaves? -asintió.

-En la mañana iba atrasada y choqué con él, mis llaves cayeron y no me di cuenta.

Luego de ese día no lo vio mas, en los siguientes meses no aparecía por las calles del vecindario, ni siquiera su gatito. Parecía vivir por ese lugar pero Sorim solamente lo vió dos veces, lo creía muy extraño.
Se estuvo haciendo la misma pregunta por el resto de los meses, hasta que se olvidó de la existencia del chico. Ni sabía como se llamaba, pero le causaba una tremenda curiosidad quien era.

Luego del café, comenzaron sus clases. Alguna gente le parecía muy raro el hecho de que Sorim apareciera por los pasillos de la universidad, la verdad es que pasaba muy desapercibida ya que no era popular.
Pero, cuando finalizó su última clase, un grupo de chicas se le acercó, ella las miró sorprendida.

-Hola, ¿nos recuerdas?

Sorim las observa detenidamente, no sabía quienes eran. Parecía haberlas visto alguna vez, y los recuerdos volvieron a su cabeza.

-Oh... Si... ¿Qué tal? -pregunta un poco nerviosa.

-Bien. Sabes, ahora hay vamos a ir al restaurante que está cerca de acá, tendremos una comida con los mayores. Deberías ir con nosotras.

Eso no sonó como una invitación, fue mas una obligación.

-¿Estará bien eso? -pregunta tímida.

-Claro que sí, has vuelto luego de un año. Es una bienvenida y hay mucho que hablar.

Efecto mariposa(San)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora