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Podía sentir un fuerte dolor de cabeza, pero seguia en la barra observando a lo lejos a los tres chicos que no dejaban de moverse al ritmo de la música.

Era divertido verlos, pero esa molestia no me dejaba tranquila. Busqué el baño que no demoré en encontrar, me sentía algo mareada por lo que tambaleaba.

Al entrar, fui a uno de los cubículos, cerré la puerta. Quedé en frente del retrete, sentía que en cualquier momento iba a vomitar por lo que tomé mi cabello y me puse en posición de hacerlo.

Listo, ya estaba terminando.

Salí como pude de ahí y lavé mi rostro, también intenté beber algo de agua y caminé hacia donde estaba hace un rato. Recorrí el recinto entre la gente bailando, a veces sentía que me empujaban mientras hacían sus pasos, o simplemente me pisaban los pies al momento de saltar al ritmo de la música electrónica que colocaban a veces.

Quizás estoy en un constante bucle, me encuentro en una ola de gente interminable, porque sentía que nunca iba a salir de la pista y iba a morir entre personas ebrias bailando.

Esa situación me estaba preocupando y también  provocaba una mala sensación en mí. El aire estaba siendo lo que mas me hacía falta a parte del espacio. Mi cabeza daba vueltas y vueltas.

Desde ese momento dejé de estar consciente y de un momento a otro mis ojos cerraron.

Lo que sucede es raro. Un día hago mi vida normal y al otro termino desmayada en medio de una pista, para mí es fuera de lo común, pero hay gente que se embriaga en un antro todos los días.

Creo que esto será memorable.

Sentía moverse algo, pero no sé que era la verdad, me costaba abrir mis ojos porque sentía un dolor fuerte de cabeza. Intenté abrirlos de a poco.
Al principio solo veía oscuridad y pequeñas luces, como si fueran las estrellas del cielo, pero estas se movían  y dejaba de verlas.

Cuando logré abrir por completo los ojos, veo algunos edificios pasar al contrario de la dirección en la que avanzo, como las luces que aún sigo viendo.

¿Desde cuándo los edificios tienen pies? ¿Estamos en el futuro y no lo sabía? Sacudo mi cabeza debido a la confusión, no entendía, apenas estaba despertando.

De repente percibo que algo se detiene y los edificios dejan de camimar en dirección contraria y quedan estáticos. Siento una brisa helada chocar con mi rostro, eso me hace despertar un poco más y con ello caigo en cuenta que todo este tiempo estuve viajando en un auto.

Claro, los edificios corrían.

Veo que alguien tira de mi brazo despacio para poder salir del auto. Cuando piso el suelo con ambos pies, mis piernas tambalean pero por suerte no caí. Miro quién es la persona que me sostiene y es al parecer San.

Me aleja del vehículo para poder cerrar la puerta de este mismo, luego el auto se va.

— ¿Cómo te sientes? Te desmayaste en la pista —me pregunta mientras observaba al auto alejarse.

— ¿Cuál pista?

— De baile —me mira.

Comenzamos a caminar por el vecindario, mientras el sostenía mi brazo para evitar que me cayera.

— Ahh, me desmayé —digo intentando asimilar la información una vez recordada. Escucho una risa por parte de él, frunzo el ceño— ¿De que te ríes?

— De tu cara de confusión, es graciosa.

Aún sentía como el alcohol hacía efecto en mi, pero no de la misma manera que antes, creo. Bueno, al menos estoy mas consciente de lo que está ocurriendo ahora.

Diablos, el camino se hace eterno y eso que estamos cerca de casa. Mis pies duelen.

Entonces me detengo.

— San —lo llamo, el alza sus cejas—, ya que somos amigos, ¿por qué no me cargas en tu espalda?

Veo sorpresa en su cara y se ríe.

— Vamos, ya estamos por llegar —dice, con su codo empuja mi brazo para incitar  a que siga caminando, le hago caso, pero caminaba mas lento que él, quedando atrás.

— ¿Te duele la espalda o algo?

— No —contesta— ¿vas a caminar mas rápido?

— Aún estoy algo mareada, puedes adelantarte si quie...

El se gira,  camina hacia mi, se agacha dándome la espalda.

— Sube.

Bajo un poco mis rodillas, me inclino hacia él  y  dejo mis brazos al rededor de su cuello, entonces me sostiene y comienza a subir lentamente.

— Sólo no te vayas a quedar dormida —me dijo en un tono de advertencia, mientras caminaba.

— Ajá...

El resto del camino se hizo en silencio. Corría una brisa fría que hacía cerrar mis ojos, se sentía bien.

— ¿Estás durmiendo? —me pregunta San de repente.

— No, ¿y tu?

Escucho una carcajada por parte de él, no entendía.

— Si lo hiciera ahora estaríamos en el suelo —mi cuerpo se resbaló un poco por lo que debía aferrarme mas a San.

Abrí los ojos y veo que ya estabamos llegando, podía ver al otro lado de la calle ambas casas. Pero en la del pelinegro  se  veía una persona esperando al parecer, mientras mas nos acercábamos se notaba con claridad.

Era una chica, pero estaba de espaldas asi que solo se veía su cabellera, de un tono anaranjado.
De un momento a otro, ella gira y nos ve. San se detiene justo cuando llegamos.

— ¿San?

La voz de ella era profunda, era linda. Su cabello era el que más resaltaba junto a sus ojos oscuros, su piel muy tersa y tenía un lunar cerca de su ojo derecho.

Ella me observa en un momento y alza las cejas, se veía sorprendida.

¿Es su novia?

Intento ver la cara del peli negro pero apenas podía, al parecer estaba asombrado, no sé  en realidad.

— ¿Qué haces acá? —es lo primero que dice.

— ¿Ah? —pregunta y luego ríe— Ha sido mucho tiempo, sólo quería verte.

Esto parecía ser un tema en el que no me debería involucrar, por lo que tenia deseos de entrar a mi casa de inmediato. Con una de mis manos palmeo el hombro de él, San entiende a lo que me refiero y me baja, mientras la chica miraba.

Iba a irme, pero el agarra rápidamente mi muñeca, lo miro sin entender.

— Estoy ocupado ahora, puedes venir en otro momento —contesta seriamente.

La chica vuelve a mirarme, yo en ese punto me sentía bastante incómoda. Le hago una seña a San de que ya me iba y esta vez me suelta, le hago una pequeña reverencia a la peli naranja antes de irme y me despido con la mano.

Camino mientras sacaba las llaves de un bolsillo del pantalon y abro la puerta, escuchaba murmullos por parte de ellos cuando hacía eso.

— ¿Quién era ella? —pregunta ella.

— No te interesa.

Ingreso y cierro la reja, cruzo por el pequeño jardín de la entrada. Antes de abrir la puerta de la casa miro disimuladamente y veo que ambos seguían ahí, aunque ahora la chica se comenzaba a  marchar.

Que extraña situación.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2023 ⏰

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Efecto mariposa(San)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora