Sorim se levanta bruscamente de la mesa, haciendo ruido con la silla, provocando que algunas personas miraran hacia ella, como en el café. Sin embargo, había alguien que no dejaba de verla, Choi San.
El estuvo desde antes que llegara la chica, y al verla pedir y pedir mas comida se sorprendió, sobre todo porque estaba bebiendo demasiado, eso le recordó como la otra vez, que la vio con un grupo de chicas bebiendo en la bienvenida del nuevo año universitario, porque el también estuvo ahí, solo que en distintas mesas.
San estaba con su gran grupo de amigos, todos hablaban y bromeaban, no se habían dado cuenta de lo pegado que estaba el chico. Hasta que uno de ellos, Wooyoung, lo mira y golpea su hombro.
— Ya está ebria —murmuró el pelinegro mientras fijaba su mirada en ella cuando la vio levantarse.
— ¿Qué miras tanto?
— Nada —contesta San mientras tomaba su chaqueta con rapidez, mira a sus amigos—. Chicos ya me voy, nos vemos mañana.
San sale caminando rápido para ver hacia donde se dirigía la chica. A decir verdad, surgió una repentina preocupación, ya que le podía ocurrir algo mientras estaba en ese estado.
Por un momento se cuestionó el por qué le interesaba tanto saber a donde iba, si solamente se conocían un poco, casi nada, solo eran conocidos.El muchacho rasca su nuca indeciso, pero eso dura poco, porque sigue caminando.
Sorim se dirigía a su casa, caminaba normal pero su mente era un lío. Estaba atenta en cualquier cosa menos en su entorno, probablemente arriba de las nubes. Su cabeza dolía demasiado así que pasaba tocándose el cabello como si eso le aliviara el dolor de inmediato.
La muchacha se dio cuenta de que estaba por llegar a su casa debido a tienda de conveniencia que estaba cerca. De repente sintió sus labios resecos e ingresó a la tienda por una botella de agua.
San detuvo su paso cuando la vio detenerse y esperó afuera. Cuando salió, la botella se le resbaló de las manos por sostenerla mal y cayó al suelo, rodando por este. Sorim fue corriendo tras esta para detenerla.
Esta se detuvo cerca de Choi, cuando la notó cerca suyo, la tomó y caminó hacia la muchacha.Extendió su mano, entregándole la botella, ella la aceptó.
Por alguna razón ambos habían terminado sentados fuera de la casa de Sorim. Ella bebía de la botella para evitar sentirse incómoda y no sentir la obligación de decir algo, por otro lado, él estaba callado, sin decir nada.
— ¿Estás bien? —preguntó repentinamente.
Sorim alejó la botella de su boca y esta quedó en forma de "o", ya que la pregunta le tomó por sorpresa, pero la cerró rápidamente.
— Bien, supongo. Tuve un día extraño.
Luego de decir eso se regañó mentalmente por excederse con sus palabras.
"¿Por qué dije eso? Solamente está preguntando por cortesía, no le interesa"— ¿Por eso bebiste mucho? —Sorim mira directamente a San y pestañea varias veces, quedó sorprendida nuevamente. El chico tomó en cuenta su reacción y tragó saliva nervioso— L-lo siento, no quería...
— Disculpa, no estoy acostumbrada a conversar mucho con la gente.
"Y menos hablar de mí"
— Entiendo.
El ambiente se estaba poniendo incómodo luego de eso, hubo un silencio que ninguno era capaz de romperlo. Sin embargo, Sorim se estaba preparando para decir algo.
— ¿Alguna vez te han plantado en una cita?
La chica esta vez lo mira directamente a los ojos, esperando su respuesta. Él, frunce el ceño y rasca su nuca, intenta hacer memoria si es que en algún momento pasó por eso, pero negó.
— No, creo que no —contesta dudoso.
Estaba por preguntar algo, pero prefirió no hacerlo, ya que probablemente no le contestaría, asi que acorta su respuesta solamente eso y ahorraría un momento incómodo como lo fue hace un rato.
— Hoy me plantaron.
San asiente, comprendiendo su situación. Parecía conectar algunas cosas, ya que antes de verla en el local de pollo frito, la había visto en la cafetería desde fuera, cuando la chica estaba durmiendo.
— Pero no es la gran cosa, la verdad es que prefiero que haya sido así. Soy un desastre para ese tipo de cosas... —Sorim toma una pausa y mira al chico, quién escuchaba atentamente — ¿Te estoy aburriendo? Lo siento, creo que es mejor vaya a dormir.
Sorim se levanta del suelo, se inclina levemente e ingresa a su casa sin escuchar a Choi, quién encontró extraña esta situación. Sin embargo, podía entenderla.
Al día siguiente, Sorim llega temprano a su primera clase. Era cosa de ver la sala, habían pocos y algunos dormían, ella dibujaba garabatos en una libreta mientras escuchaba música, así evitaba pensar en lo que pasó ayer, era muy vergonzoso para ella.
De pronto detiene su actividad para evitar el aburrimiento porque alguien estaba parado frente a ella. Alzó la mirada y ahí estaba, una de las chicas que se encargó de organizar la cita a ciegas, Somin. Se quitó los auriculares para escuchar.
— ¿Qué tal fué? ¿Quedaron para otra cita? —pregunta la chica, con cierto cinismo que Sorim no es capaz de notar.
— No fué, debieron avisarme.
— Es una pena, no sabíamos eso —contesta sonando apenada; carraspea y cambia el tema de inmediato, apoya ambs manos sobre la mesa, le sonríe—. Por cierto, recibí tu correo con el informe, así que lo entregué impreso hace un rato.
Sorim asiente y la chica se despide. Ella sigue dibujando en la libreta, una luna y algunas estrellas a su alrededor, parecían luciérnagas.
La muchacha inhala, alza las cejas y exhala con sus mejillas infladas. Tenía sueño con un leve dolor de cabeza, olvidó tomar algo para eso antes de salir, pero llegar temprano a la universidad era su prioridad.La silla que se encontraba a su lado rechina, provocando un pequeño susto. Miró discretamente para ver quien se había sentado su lado, era Choi San. Ella vuelve a mirar su dibujo, no estaba mal.
Poco a poco llegaba más gente junto con el profesor, la clase comenzó de inmediato.
El chico estaba prestando atención a la clase, sin embargo, por un momento decide mirar al lado. El aspecto de Sorim de hoy no era sano; ojeras un poco notorias y labios resecos. San busca entre los bolsillos de su chaqueta y saca algo de estos.
Sorim estaba tomando apuntes de lo que explicaba el profesor, pero se detiene cuando siente que le tocan el brazo, mira en esa dirección y ve como San desliza un sobre de ginseng rojo por la mesa, mientras miraba al frente para evitar que le llamaran la atención.
La chica lo recibe y él alza el pulgar, cosa que le causó un poco de gracia.
...
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