XXII

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Dylan conduce en silencio por las calles, sumergido en sus propios pensamientos. Los dos lo estamos. Yo no puedo dejar de sonreír mientras miro a través de mi ventanilla la lluvia que ya se ha hecho mucho más amena. Me siento feliz. Estoy feliz de que Taylor y Jill por fin se hayan vuelto a reunir después de ese agónico e interminable tiempo que pasaron separados.

Mi alegría es tal que ni siquiera pienso en lo ocurrido antes de eso. Mi secuestro, la pequeña batalla... todo pasa a un segundo plano. No quiero que mi felicidad se vea opacada por eso.

A pesar de todo, me percato de una leve preocupación que se encarga de molestar a Dylan de a ratos. Percibo que algo lo inquieta, pero no sé que es. Él tampoco me ha dicho nada, así que he sacado mis propias conclusiones. Las jugarretas de Argus lo deben de estar sacando de quicio. El muy cretino no nos da un respiro; a ellos principalmente, que se la juegan por intentar mantenerme a salvo. Eso me hace sentir bastante mal, porque yo debería tener mis poderes para poder colaborar.

Aun no entiendo como es que Jill se transformó en una Raezer apenas puso un pie en este sitio. Yo llevo varios días aquí y lo único que me han dado hasta ahora es una buena mojadura. Estoy segura que el de allá arriba se está riendo de mí con ganas, por eso la lluvia...

Coincido.

Antes de dispersarnos cada cual para su casa, tuvimos que advertirle a Jill que en este mundo deberá mantenerse oculta lo mejor posible. Se supone que aquí ella está muerta. ¿Cómo le explicamos si no a su familia su repentina aparición? No se puede, debemos respetar las normas de cada mundo. Ya de por sí han sido muy peligrosos todos estos cambios, así que debemos andar con cuidado.

De pronto, me acuerdo de algo importante. Giro la cabeza para ver a Dylan, que mantiene la vista en la carretera.

—¿Cómo nos encontraste a Taylor y a mí? —le pregunto con curiosidad.

Él desvía la mirada hacia mí por un corto segundo.

—¿No lo recuerdas? —murmura entonces, algo confundido por mi pregunta—. Tu vida estaba en peligro.

—¿Y eso que tiene que ver? —me giro hacia él todo lo que me permite el cinturón de seguridad.

No puedo evitar echarle un buen repaso. Su camisa, todavía mojada, se le adhiere al cuerpo para resaltar sus fuertes músculos. Se ve hermoso.

—Se supone que tú escribiste la historia —se extraña—. Te pude encontrar porque estabas en peligro de muerte. Te vi, Caitlin.

Y ahí lo comprendo todo.

—Las visiones —susurro estupefacta.

—Lo recuerdas —sonríe Dylan.

—¿Y tú viste como me secuestraron? 

—Pude ver el momento en que Taylor empujó el coche, fue ahí cuando tu vida peligró.

—Pero la visión se detuvo justo cuando Taylor logró sacarme de allí dentro —afirmo asombrada.

—Exacto.

Claro, ¿cómo no me di cuenta de eso antes?

—Llegaste demasiado rápido —digo desconcertada.

—Abandoné la reunión en la que estaba y saqué a Kyle prácticamente en volandas —contesta, soltando una risilla al recordar eso último—. Él no entendía nada.

—Oh, lamento que hayas tenido que irte así —agacho la cabeza, avergonzada.

Dylan suelta la palanca de cambios para sujetarme la mano que tengo sobre mi muslo.

CAITLIN | LIBRO II ~ Amor ParaleloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora