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No puedo creer que siempre haya tenido el Duxilum delante de mí.

Mientras mis piernas se mueven fuera de las minas no dejo de pensar en que Argus pudo haberse hecho con el anillo el día que me secuestró. Gracias a Dios él tampoco tenía idea, sino las cosas ahora estarían mucho más complicadas.

Una vez en el exterior, nos subimos a los vehículos y nos alejamos tan solo unos kilómetros para tener más privacidad para hablar.

—¡No lo puedo creer! —grita Kyle, frenético, en cuanto se baja de su coche.

Cierro la puerta de nuestro vehículo y me reúno con los demás, que esperan igual de ansiosos que yo. Pero no tan histéricos como Kyle.

—Quiero verlo —me pide Miracle, acercándose a mí con cautela.

No muerdo...

—No tengas miedo, siempre estuvo conmigo y jamás le sucedió nada —me encojo de hombros.

Ella toma tímidamente mi mano y mira detenidamente el Duxilum.

—Si lo miras fijamente... pareciera que brillara por dentro —susurra fascinada. 

Mi pobre visión humana no alcanza a ver tanto, pero sí, supongo que así debe ser. Recuerdo el Duxilum anterior, el primero. Era bellísimo. Solo que ahora mismo estas piedras están creando caos. Pero no tienen la culpa. No tendría que destruirlas si las personas no fuesen tan codiciosas. Tendría que acabar con Argus, él es el mayor problema de todos.

—¿Fue Argus quien atacó al pobre hombre? —pregunta de pronto Jill.

Ese pobre trabajador no merecía lo que le hicieron.

—Sí, no sé como no me di cuenta antes —responde Dylan, molesto por no haber sido más perceptivo.

—Ese sujeto no tiene límites —critica Taylor.

El rubio pasa uno de sus brazos sobre los hombros de Jill y la atrae con suavidad contra su costado, en un gesto protector. Los observo por un breve instante. Ellos deben vivir. Tienen que recuperar el tiempo perdido y dejar sanar las heridas que les causé. Ya deben marcharse.

—Y el límite de ustedes es este —insisto, mirándolos a ambos.

A los dos se les descompone el rostro al darse cuenta de lo que quiero decir con eso.

—Caitlin... —empieza a decir mi hermano, pero no lo dejo terminar.

—Ya lo hablamos. Corran lo más rápido que puedan, crucen el portal y sálvense —les ruego.

Jill se acerca a mí y no se aguanta abalanzarse a mis brazos. La estrecho con fuerza, imaginándome un futuro distinto, donde la paz reina donde quiera que vayamos. ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil?

—Prométeme que te veré de nuevo —me susurra al oído.

—Te veré del otro lado —respondo.

Ella se aparta un poco para mirarme confundida. Vale, esa no ha sido la mejor respuesta...

Aunque tampoco estás del todo equivocada.

Mi doble sentido lleva a pensar que si todo sale mal volveré a ver a la persona que le quité la vida en el primer libro, la Jill de este mundo. Pero si todo sale bien, cruzaré el portal y me encontraré con mi amiga en la otra realidad. Demasiado rebuscado.

Jill se aparta de mí y Taylor toma su lugar. El rubio sonríe con tristeza cuando me ve a los ojos. Sus manos se amoldan a mi rostro y sus labios se apoyan sutilmente sobre mi frente.

CAITLIN | LIBRO II ~ Amor ParaleloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora