Una vez & Para siempre ▪︎KOOKGI▪︎

19

Al inicio de  la tarde, el doctor Worthing informó qué Ha Joon «aún luchaba por su vida». 

Al día siguiente, entró en el comedor, cuando Jungkook y Yoongi cenaban, y declaró que «parecía estar mejor».

Yoongi apenas pudo contener la alegría, pero Jungkook se limitó a    observar al médico con mirada cínica e invitarlo a cenar.   

—Gracias—agradeció el doctor Worthing, desviando los ojos de Jungkook—, creo que ya puedo dejar a mi paciente solo por un breve espacio de  tiempo. 

—Estoy seguro que sí —Jungkook estuvo de acuerdo.  
 
—¿Cree que va a recuperarse, doctor? —Preguntó Yoongi, atónito por la fría reacción de Jungkook.   

—Es difícil decirlo —respondió el médico, teniendo el cuidado de evitar la mirada de Jungkook—. Él dice que quiere vivir para asistir a la boda de ustedes. Puede decirse que se está agarrando a ese motivo para luchar por vivir. 

Lanzando una rápida mirada hacia Jungkook, Yoongi preguntó: 

—¿Qué sucedería si mejorase y, entonces, le dijésemos que cambiamos de idea?   

—En ese caso —fue Jungkook quien respondió—, de seguro tendrá una  recaída. ¿No es así, doctor?  
 
—Estoy seguro de que lo conoce mejor que yo, Jungkook —replicó el doctor Worthing, constrariado—. ¿Qué cree usted?   

—Creo que va a tener una recaída.  
 
Yoongi sintió como si el destino estuviera jugando con su vida. Primero, quitándole su hogar y a las personas a quienes amaba, para luego enviarlo a una tierra distante y, finalmente, forzarlo a un matrimonio sin amor, con un hombre que no lo quería. 

Mucho después de que los dos hombres se hubiesen retirado, Yoongi todavía jugueteaba con la comida en su plato, intentando encontrar una solución para el dilema que los envolvía a Jungkook y a él. 

Sus sueños de un hogar feliz, con una pareja que lo amara y un bebé en los brazos, volvió a su mente como una burla. Por primera vez, se permitió un momento de autocompasión. Finalmente, no había deseado tanto de la vida. No había soñado con pieles y joyas, ni con espectaculares mansiones, donde podría vivir como un rey. 
Sólo quería lo que ya tenía en América, deseando sólo un marido y un hijo para completar su ideal de una vida feliz.   

Una ola de  nostalgia lo invadió. Ah, como le gustaría poder retroceder en el tiempo y  ver las sonrisas de sus padres, oír a su padre hablar del hospital que soñaba construir para los aldeanos, que habían sido la segunda familia de Yoongi. Haría cualquier cosa por volver a casa. 

La imagen del rostro atractivo y  sonriente de Taehyung volvió a atormentarlo, pero trató de alejarla del recuerdo, pues había jurado no derramar ni una sola lágrima más por el traicionero hombre que tanto había amado.

Se levantó y salió en busca de Jungkook. Taehyung lo había abandonado a su propia suerte, pero Jungkook estaba allí y tenía la obligación de ayudarlo a encontrar un medio de escapar de una boda que ninguno de los dos quería. 

Lo encontró solo en su despacho, el brazo apoyado en el borde de la  chimenea, los ojos fijos en el fuego. 

Sintió el corazón llenársele de compasión al darse cuenta de que aunque él había fingido frialdad ante del dr. Worthing, había buscado refugio en la privacidad de la soledad, para dar paso a su sufrimiento.   

Reprimiendo el impulso de ofrecerle consuelo, pues sabía que lo rechazaría, lo llamó en voz baja.   

—¿Jungkook? 
  
Él levantó los ojos, impasible.