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Yoongi despertó, sintiendo el corazón pesado, aturdido como si no hubiera dormido.

Un nudo se le formó en la garganta al recordar la injusta humillación a la que Jungkook lo había sometido la noche anterior.

Apartó los cabellos de su rostro y apoyándose en un codo, lanzó una distraída mirada por el cuarto. Fue entonces que sus ojos se posaron en la cajita de terciopelo sobre el velador.

Una rabia como jamás había sentido antes explotó en su pecho, borrando todas las otras emociones. Yoongi salió de la cama, se puso la bata y tomó la caja.

Furioso, abrió la puerta que comunicaba su cuarto con el de Jungkook.

-¡Nunca más me des una joya! -Gritó.

Jungkook estaba parado al lado de la cama, vistiendo sólo un pantalón beige, sin camisa. Se volvió hacia Yoongi a tiempo de verlo tirar la caja en su dirección, pero no movió ni un músculo para escapar. La caja pasó a un centímetro de su oreja, para entonces aterrizar en el suelo y deslizarse bajo la cama.

-Nunca te perdonaré por lo de anoche -anunció Yoongi con los puños cerrados-. ¡Nunca!

-Sé de eso -dijo Jungkook con voz totalmente desprovista de emoción, y atrapó la camisa.

-¡Odio tus joyas, odio el modo como me tratas y te odio! ¡No sabes amar a nadie, eres un cínico, sin corazón... un bastardo!

La palabra escapó de los labios de Yoongi antes de que pudiera impedirlo. Sin embargo, la reacción de Jungkook lo tomó por sorpresa.

-Tienes razón -admitió-. Es exactamente lo que soy. Lamento destruir las ilusiones que aún puedas tener acerca de mi persona, pero la verdad es que soy el producto indeseado de una breve unión entre Jeon Ha Joon y una bailarina hace mucho olvidada que conoció en su juventud.

Mientras se ponía la camisa, Yoongi lo observaba, mudo, dándose cuenta de que Jungkook pensaba que estaba confesándole algo feo y repugnante.

-Crecí en medio de la suciedad, criado por la cuñada de Ha Joon. Más tarde, dormí en un almacén. Aprendí a leer y escribir solo. No frecuenté Oxford, ni hice las cosas que tus otros pretendientes refinados y aristocráticos hicieron. Resumiendo, no soy nada de lo que piensas. Al menos, nada de las cosas buenas. No soy un marido adecuado para ti. No debería ni siquiera tocarte. Hice cosas que no soportarías ni siquiera oír hablar.

Las palabras del capitán Farrell volvieron a la mente de Yoongi: «La loca lo obligó a arrodillarse e implorar perdón delante de aquellos inmundos hindúes».

Yoongi miró a Jungkook y sintió un fuerte ahogo en el corazón. Ahora, comprendía por qué no quería, no podía aceptar su amor.

-Soy un bastardo -concluyó- en el sentido más exacto de la palabra.

-En ese caso, estás en excelente compañía -dijo Yoongi con voz tranquila-, pues tres hijos del rey Ha Joon también lo eran, y él los transformó en duques.

Por un momento, Jungkook pareció sorprendido, pero, entonces, se encogió de hombros.

-El problema es que dijiste que me amas y no puedo permitir que continúes pensando así. Amas a un espejismo, no a mí. Ni siquiera me conoces.

-Ah, te conozco -Yoongi lo corrigió, sabiendo que su futuro dependía enteramente de lo que dijera en aquel momento-. Sé todo sobre ti. El capitán Farrell me lo contó hace más de una semana. Sé lo que te sucedió, cuando eras un niño...

-Él no tenía el derecho de contarte.

-Tú deberías habermelo contado -gritó, incapaz de controlar el tono de voz, o las lágrimas que cubrían su rostro-. ¡Pero no podías, porque te avergüenzas de lo que en verdad debería enorgullecerte! Habría sido mejor si no me lo hubiera contado. Antes, te amaba sólo un poco. Después, cuando me di cuenta de cuan fuerte y valiente eres, pasé a amarte mucho más. Yo...

Una vez & Para siempre ▪︎KOOKGI▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora