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En el aniversario de boda de un mes, Jungkook recibió un mensaje que exigía su presencia en Portsmouth, donde uno de sus barcos acababa de atracar.

En la mañana de su partida, besó a Yoongi ante la puerta de entrada de la mansión, con ardor suficiente para hacerlo sonrojarse y forzar al cochero a contener una  carcajada.   

—Me gustaría que no tuvieses que ir —dijo Yoongi hundiendo el rostro en el pecho de  Jungkook y abrazándolo por la cintura—. Seis días me parecen una eternidad. Voy sentirme muy solo sin ti. 

—Ha Joon estará aquí para hacerte compañía —Jungkook lo reconfortó, escondiendo su propia reticencia por partir—. Mike Farrell vive cerca y podrás visitarlo. O puedes visitar a tu bisabuela. Estaré de regreso el martes, antes de la cena.   

Yoongi asintió y se puso de puntillas para besarle el rostro afeitado.  
 
Con fuerte determinación, Yoongi se mantuvo ocupado todo el tiempo durante aquellos seis días. Trabajaba en el orfanato y supervisaba el mantenimiento de su casa.

Aún así, el tiempo parecía arrastrarse. Las noches eran aún más largas. Cenaba con Ha Joon y pasaba algunas horas en su compañía, pero cuando él se retiraba a sus aposentos, el reloj parecía detenerse.   

La noche anterior a la fecha marcada para el regreso de Jungkook, Yoongi   anduvo de un lado a otro, en su cuarto, intentando aplazar la hora de acostarse solo. Entró en el cuarto de Jungkook Sonriendo, tocó los cepillos y aparejos de afeitar. Entonces, con reticencia, volvió a su cuarto y finalmente se durmió.   

Al día siguiente, despertó al amanecer, con el corazón explotando de felicidad, y comenzó a planear una cena especial para la llegada de Jungkook. 
  
—¡Él llegó, tío Ha Joon! —anunció, extasiado, espiando por la  ventana.
   
—Debe ser Mike Farrell, Jungkook aún va a tardar una o dos horas en llegar  —Ha Joon lo corrigió, sonriendo con cariño—. Sé cuanto tardan esos viajes y Jungkook ya consiguió ahorrar un día para volver hoy.   

—Tiene razón, tío Ha Joon, pero son las siete y media y yo invité al capitán Farrell a cenar a las ocho. —La sonrisa abandonó sus labios cuando el carruaje se detuvo delante de la mansión y constató que realmente no era Jungkook quien había llegado—. Creo que debo pedir a la señora Craddock que aplace la cena... —decía, cuando Northrup abrió la puerta del salón, lívido.   

—Hay un caballero que pide verlo, milord —anunció con voz tensa.
   
—¿Un caballero? —Preguntó, sin tener idea de quién podría ser el visitante. 
  
—El señor Kim Taehyung.   

Yoongi palideció y se cogió de la silla, buscando equilibrio.   

—¿Debo hacerlo entrar?   

Yoongi asintió, intentando controlar la violenta ola de resentimiento que lo invadió al recordar el frío rechazo de Taehyung. Rezó para ser capaz de enfrentarlo sin demostrar lo que sentía. 

Demasiado sacudido por su propia reacción, Yoongi no percibió la palidez mortal que tomó cuenta el semblante de Ha Joon, ni lo vio levantarse lentamente de la silla y enfrentar la  puerta, como quien está a punto de enfrentar un pelotón de fusilamiento.   

Un minuto después, Taehyung entró en el salón con pasos firmes y aquel rostro sonriente, tan familiar, que hizo al corazón de Yoongi rebelarse por tamaña traición.

Taehyung se detuvo delante de él, examinando al joven bonito y elegante frente suyo.   

—Yoonie —murmuró, mirándolo a los ojos. Entonces, lo tomó en sus brazos y enterró el rostro en sus cabellos—. ¡Ya me había olvidado de cuan hermoso eres! —susurró, apretándolo contra sí.   

Una vez & Para siempre ▪︎KOOKGI▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora