33

1.2K 87 47
                                    

—Bueno, querido —murmuró la duquesa de Claremont con un golpecito en el hombro de  su bisneto—. Se me parte el corazón verte tan triste.   

Yoongi continuó mirando por la ventana, hacia el jardín bien cuidado, sin decir nada.  

—Apenas puedo creer que tu marido aún no haya venido a disculparse por la farsa llevada a cabo por él y por Atherton —la duquesa continuó,  irritada—. Tal vez no haya regresado de su viaje hace dos noches como era esperado. —Inquieta, caminó por el salón, apoyándose en su bastón y lanzando miradas ansiosas hacia la ventana, como si también esperara que Jeon Jungkook llegara en cualquier momento—. ¡Cuando finalmente aparezca, sentiré un gran placer en verte obligándolo a arrodillarse a tus pies!   

Una  sonrisa traviesa, aunque triste, curvó los labios de Yoongi.   

—Va a decepcionarse abuela, pues le aseguro que Jungkook no hará eso. Es más probable que entre y me bese y... y...   

—¿Y  te seduzca para hacerte volver a casa? —La duquesa completó.   

—Exactamente.   

—¿Y crees que pueda conseguir eso?   

Yoongi suspiró, se volvió y se apoyó en el borde de la ventana. Entonces, pasó los brazos en torno a su propio cuerpo.  

—Probablemente.   

—Bien, con seguridad está esperando que te calmes para aparecer. ¿Estás seguro de que sabía de las cartas de Kim? Si sabía, fue una total falta de principios no contártelo.  

—Jungkook no tiene principios —dijo Yoongi con rabia—. Él no cree en esas cosas.   

La duquesa volvió a caminar por el salón, pero se detuvo al aproximarse a Wolf, acostado delante de la chimenea. Se estremeció y cambió de dirección.  
 
—No sé que pecado cometí para merecer tener un animal feroz como huésped —se quejó.  

Yoongi rió.   

—¿Quieres que lo mantenga amarrado, allá afuera?   

—¡No! ¡Arrancó un pedazo del pantalón de Michaelson, cuando el pobre criado intentó alimentarlo, por la mañana!   

—Él no confía en los extraños.   

—Es un animal muy sabio, aunque sea feo.   

—Pienso que tiene una belleza salvaje y predatoria —como Jungkook, pensó Yoongi, tratando de  alejar el pensamiento deprisa.   

—Antes que mandara a Dorothy a  Francia, ya había adoptado dos gatos y  una golondrina con el ala quebrada. Tampoco me gustaban, pero ellos al menos no me observaban con desconfianza como hace este perro. Créelo, está planeando comerme. En este momento, está ansioso por saber que gusto tengo.   

—Él la está observando porque piensa que la está protegiendo —explicó Yoongi.   

—¡Me está protegiendo para la próxima comida! No, no —la  duquesa levantó una de sus manos en protesta, cuando Yoongi se adelantó hacia Wolf, con la intención de llevarlo hacia afuera—. Te suplico que no pongas a mis criados en peligro. Además, no me siento bien en esta casa desde que tu bisabuelo estaba vivo —admitió con cierta reticencia.

Una vez & Para siempre ▪︎KOOKGI▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora