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Yoongi estaba sentado en el salón esperando a Jungkook, que había ido a resolver algunos negocios, cuando el mayordomo abrió la  puerta.   

—Su alteza, la duquesa de Claremont, desea verlo, milord. Yo le dije a ella...   

—Él me dijo que no estás recibiendo a nadie —completó la duquesa, entrando en el salón, para horror del mayordomo—. Ese tonto parece no comprender que soy de la familia.  

—¡Abuela! —Exclamó Yoongi, sorprendido por la inesperada visita. 
  
La  duquesa se volvió hacia el mayordomo.   

—¿Oyó eso? ¡Abuela! —Repitió con satisfacción.   

Murmurando disculpas, él se retiró, cerrando la puerta y dejando a Yoongi solo con su bisabuela. La duquesa se sentó, apoyó las manos en el bastón y estudió a Yoongi con atención.  
 
—Te ves muy feliz —concluyó, como si eso la sorprendiera.   

—¿Fue por eso que vino a Londres? —Preguntó Yoongi, sentándose delante de ella—.  ¿Para saber si soy feliz?   

—Vine para hablar con Wakefield.   

—Él no está aquí —el  bisnieto explicó, receloso al ver la expresión de desagrado en el rostro de la anciana señora.   

—Fue lo que me informaron. ¡Todos en Londres saben que él no está contigo! ¡Y estoy dispuesta a confrontarlo aunque tenga que recorrer Europa entera para encontrarlo!  

—Pienso que es gracioso —comentó Jungkook con voz tranquila, al entrar en el salón— que casi todas las personas que me conocen me tengan miedo, excepto mi frágil esposo, mi joven cuñada y la señora que tiene tres veces mi edad y un tercio de mi peso. Sólo me resta concluir que el coraje, o quién sabe la imprudencia, es transmitida a través de la  sangre, así como las semejanzas físicas. Sin embargo —añadió con una sonrisa—, voy a darle permiso para confrontarme aquí mismo, en el salón de mi propia casa.   

La  duquesa se puso de  pie, observándolo con mirada reluciente.   

—Bien, ¡veo que finalmente se acordó de dónde vive y de que tiene un esposo! ¡Dejé bien claro que lo responsabilizaría por la felicidad de Yoongi y, por lo que sé, usted no está haciendo feliz a mi bisneto ni un poco!   

Jungkook lanzó una mirada interrogativa hacia Yoongi, que movió la cabeza y se encogió de hombros, como si no supiera de lo que la otra estaba hablando. 

Satisfecho por constatar que su esposo no era el responsable de la acusación de la vieja duquesa, pasó un brazo en torno a los hombros de Yoongi y volvió a mirar a la anciana.  

—¿De qué manera estoy fallando con mis obligaciones conyugales?   

—¿De  qué manera? —La  duquesa repitió, estupefacta—.  ¡Ahí está usted, con el brazo en torno a los hombros de su esposo! ¡Sucede que mis fuentes me informaron de que sólo estuvo en la cama de Yoongi seis veces en Wakefield!   

—¡Abuela! —Yoongi protestó, profundamente asombrado.   

—Tranquilo, Yoongi —ordenó la bisabuela, sin desviar los ojos de Jungkook—.  Dos de mis criados son parientes de dos de los suyos. Ellos me contaron que todos en Wakefield Park estaban en polvorosa porque rechazó dormir con su esposo durante una  semana después de la boda.   

Yoongi emitió un gemido mortificado y Jungkook lo apretó contra sí, para confortarlo.  

—Muy bien —prosiguió la duquesa, implacable—. ¿Qué es lo que tiene que decir, joven?  

Una vez & Para siempre ▪︎KOOKGI▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora