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El sonido de las hojas en los árboles me despertó por completo. Siempre había soñado con despertar de esta forma, con poder soñar despierto y con poder dormir hasta tarde. Tener las pesadillas lejos de mí y las metas cerca, abrazándome y convirtiéndose en realidades.

Siempre había soñado con una vida tranquila y normal.

Sentí un beso en mis costillas y decidí que, luego de tantas horas de sueño, tal vez sería momento de levantarse de una vez por todas.

—Oto-san —rugió una vocecita a mi lado, así que reí por el sonido y también por el pequeño cuerpo que se pegaba como un koala a mí.

—Debemos despertar, Hisoka.

—Estamos despiertos, Tashi —me respondió con una sonrisa. Sentí cómo mi pequeño hijo tomaba de mi cuello y se colgaba a mi cuerpo—. ¿Dónde está mamá?

—No lo sé, cariño —dije tranquilo. Levanté al pequeño bulto en mi espalda sobre mis hombros y salí a la sala de la casa—. ¿Deberíamos buscarla?

—Chi.

Reí por su intento de dulzura y comencé a buscar a la chica que me había enamorado. Pasamos por la cocina, los cuartos de invitados, los baños e incluso el salón de prácticas. Sin embargo, yo sabía perfectamente que ella estaba en un lugar en específico y solo estaba jugando con mi hijo para que ella tuviera más tiempo para meditar.

—¡Nos falta el jardín! —gritó el pequeño. Reí y caminé fuera de la casa con un pequeño en mis hombros.

Caminamos por un sendero de piedra bastante largo y amplio, mi hijo intentando tocar cada una de las cosas que veía a su alrededor. Como de costumbre, no alcanzaba los árboles que rodeaban el sendero y tampoco podía tocar las piedras amarillas y las flores en el piso porque yo lo estoy cargando. Por sobre todo, ver su cara, sus facciones, sus gestos y su emoción es lo importante.

Y también como de costumbre, encontramos a su madre sentada al pie del árbol más grande en posición de flor de loto, con su alrededor lo suficientemente silencioso y calmado como para dormir, cosa que no está haciendo.

—¿Está dormida, Tashi?

La pregunta no se cansa de salir de sus labios y yo no me canso de responderla.

—¿Qué te parece si lo averiguas?

Lo bajé y el salió corriendo en dirección a la chica de cabello café que durante tanto tiempo había sido alguien que no quería ser. Suspiré como de costumbre al ver cómo se acercaba lentamente a su madre y luego de daba un beso en la nariz para que ella abriera sus ojos y se tirara sobre él en un abrazo.

Siempre ha sido tan expresiva que a veces me pregunto si enserio no nos escucha como me ha explicado tantas veces.

—Hisoka, pequeña cosita linda y hermosa de algodón de azúcar gris —le dijo con dulzura mientras llenaba su cara de besos. Yo me acerqué poco a poco.

Cuando la ves por primera vez podrías llegar a pensar que es una persona perezosa que prefiere quedarse en cama hasta las diez mientras lee un libro o simplemente piensa sobre la vida. Y no estarías muy equivocado, ella es el tipo de personas que se desvela leyendo y que despierta tarde a hacer lo mismo. A pesar de esa rutina que se suele repetir casi siempr, hay días como este en donde ella prefiere sacrificar unas cuantas horas de sueño para conectarse con la naturaleza.

Despierta, hace el desayuno, atiende a nuestro hijo, hace las tareas, lee, practica baile, lee más mientras intenta inculcarle un poco de amor por las hojas a nuestro hijo, juega con él, hace el almuerzo, practica más baile mientras escucha música y le enseña a bailar a nuestro hijo, lee más y luego hace la cena para lavar los platos, arreglar todo lo que le falta y como última cosa se adentra a nuestro cuarto y sigue leyendo hasta que llego, me prepara un baño y luego se va a leer de nuevo hasta que se hace muy tarde. Despierta y vuelve a repetir el proceso con unos cuantos cambios hasta que llega este día.

Տ ᗴ ᑕ ᖇ ᗴ T Տ • ᕼ K.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora