Capítulo 2, ¿Cocina de calidad?

1.9K 154 34
                                    

Llevaba tan solo unas horas en aquella casa, que por su tamaño muchos llamarían mansión, y sentía ganas de correr y no volver nunca, algo que no podía hacer claro, antes tenía que comprobar si su hermano estaba bien, no podía dejarlo con aquellos asesinos. Le tocó ir a ayudar a la cocina al hombre conocido como Kuro, aquel a quien culpaba por todo... no sabía cuál de los tres había asestado el golpe final a su familia pero, quien había desencadenado toda aquella situación había sido él.

—Cocina —ordenó el asiático de forma fría mientras se quedaba apartado simplemente mirando.

—Quiero ver a mi hermano —se atrevió a decir la chica, mirando los ojos carmesíes del chico.

—¿No me has oído? Cocina si no quieres que te parta en dos aquí mismo, preferiría no hacerlo, odio limpiar —respondió sin más, con una voz monótona y seria, al igual que su semblante, ya le había parecido extraño la primera vez que lo había visto, aunque no le había prestado mucha atención por el siniestro ambiente de la tienda de tatuajes en general.

—¿Ni siquiera habéis empezado aún? —preguntó una voz conocida desde la puerta, al darse la vuelta, Aaralyn comprobó que era, nada más y nada menos que el italiano de antes, parecía un tanto decepcionado.

—Estaba perdiendo el tiempo preguntando por su hermano —replicó Kuro con un leve encogimiento de hombros mientras se acercaba a Luciano y finalmente salía de la cocina, dejándolos solos para horror de la chica.

—Vee... —suspiró Luciano caminando hacia ella—, ¿tendré que seguir ahora con el entrenamiento bella?~

—Necesito saber que mi hermano está bien —dijo estremeciéndose por la cercanía del italiano que le había cogido uno de los mechones de pelo con sorprendente delicadeza.

—Todo a su debido tiempo... ¿o prefieres darme algo a cambio para que acelere las cosas? —susurró sonriendo a su oído, tenía la impresión de que sabía lo que quería y, no podía rebajarse a algo así...

—Si está muerto te juro que... —empezó ella esforzándose por no llorar, menudo momento para desbloquearse emocionalmente, se odiaría si mostraba debilidad frente a un hombre así, frente a un asesino así.

—¿Qué piensas hacer...? —preguntó el aún susurrando, aquello parecía excitarlo más que atemorizarlo, finalmente se alejó un poco, realmente solo unos centímetros, quedando sus ojos delante de los suyos, unos ojos que la miraban como si fuera un mero objeto cuyo valor dependía de la diversión que le proporcionara.

—Si está muerto, no tengo ninguna razón para obedecerte, no me importaría morir —replicó sin apartar la mirada, intentando que su determinación no se quebrara.

—Sería mucho más divertido hacer que te doblegaras... de formas más... físicas —respondió él, pasando con cuidado la mano por la mejilla de ella, acariciándola, con una sonrisa en los labios que no indicaba nada bueno.

—Prefiero morir —dijo de forma seca, sin dudar, sorprendiendo levemente al italiano.

—Puede que me diviertas más que las últimas, veamos qué tal se te da la cocina para empezar, ragazza~ —finalizó Luciano alejándose unos pasos para coger una de las enormes ollas para cocer.

Le estaba dando la espalda... Aaralyn se acercó lentamente a los cuchillos, retrocediendo y agarrando uno, era ahora o nunca, si acababa con él allí podría escapar, a los otros dos no parecía importarles su presencia, quizás... podría llegar a huir sin que la vieran, con su hermano en cuanto lo encontrara. Con estos pensamientos empuñó el cuchillo y cargó a toda velocidad, dejando escapar un pequeño grito cuando apuñaló la carne del italiano, que la miró incrédulo, para finalmente sonreír, como si aquello no fuera nada, la chica no pudo evitar retroceder asustada.

¿Amor o tortura? (2P!Axis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora