Capítulo 5, ¿Trucos o verdades?

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Habían pasado unos cuantos minutos, la cuestión es que... por alguna razón u otra, Aaralyn había acabado sobre la cama con Luciano encima, Flavio volvía en ese preciso instante, con unas cuantas bolsas con él con pinta de ser de tiendas muy caras, las dejó caer en el suelo un tanto asombrado por la escena, su hermano solía hacer ese tipo de cosas sí, pero había dicho que quería jugar un poco más con aquella, quizás se había cansado de esperar.

—Por lo menos podrías haber cerrado la puerta fratello —se quejó el rubio mirando a ambos.

—Solo quería ver su colgante más de cerca y tropezamos, fratello idiota —replicó Luciano levantándose molesto, odiaba las interrupciones, con lo bien que se lo estaba pasando.

El colgante había vuelto a perder una de las plumas de acero, Lyn se fijó en que solo una de las alas había estado perdiendo plumas, la de su izquierda, a la otra tan solo le faltaba una, lo peor de todo es que se había puesto como un tomate cuando él la había acorralado y habían acabado en esa posición... cuanto se había divertido el maldito italiano a su costa...

—¿Colgante? Antes no tenía ninguno, más vale que combine con la ropa que acabo de comprar o acabará en la basura —respondió el rubio haciendo pucheros—, ¡¡todo tiene que ser fabuloso!!

Lyn pensaba para sí como demonios había ido a comprar todo eso y había vuelto tan pronto, realmente la había salvado de una mayor humillación al aparecer por lo que no podía quejarse pero, seguía siendo extraño y despertaba su curiosidad, aunque no quería preguntar con Luciano delante claro.

—Si puedes quitármelo es todo tuyo —dijo levantándose y pasando al lado de Luciano con toda la tranquilidad que le fue posible.

Flavio miró a su hermano antes de acercarse a la chica, no le apetecía que volvieran a gritarle, su hermano tenía la costumbre de hacerlo incluso aún cuando solo se preocupaba por él, pese a ser fabuloso la gente tendía a gritarle, como Andrés, pese a haberse criado con él no lo entendía... le insultaba cuando estaba deprimido y lo peor de todo, nunca sonreía, suspiró acercando una mano al colgante, no estaba mal, y siendo plateado combinaba bastante con las prendas que había obtenido en tiendas cercanas que le solían servir para sus eventos, algunos de aquellos establecimientos contaban incluso con sus fabulosos diseños.

Intentó quitárselo pero no parecía moverse hacia arriba, si le tocaba el cuello a la chica su fratello se enfadaría sin duda, ya estaba mirando cada movimiento que hacía con suma atención, él y su costumbre de actuar de forma posesiva con las mujeres... suspiró buscando cables o algo que lo sujetara, no había nada, extraño, miró a Luciano sin comprender, esperando una respuesta.

—Hubo visita, y eso, es el resultado —replicó el italiano acercándose al tiempo que Flavio retrocedía un poco.

—Quizás Gilen sabe algo del tema, suele leer bastante, ¡aunque nunca se preocupe por su ropa! —sugirió el rubio sobreactuando la última frase, como si fuera el mayor crimen que pudiera existir.

—Gracias Flavio —agradeció Lyn sonriendo levemente mientras Luciano lanzaba una mirada asesina al verlo, asustando de nuevo a su hermano.

—Si ya has acabado fratello, deberías irte —dijo Luciano en un tono que no auguraba nada bueno—, dile al vago de Lutz que saque a su hermano de su habitación y me espere en el salón, si llegan tarde, ya saben exactamente lo que les espera.

Sì fratello —replicó resignado el rubio saliendo por la puerta y dejando escapar un gran suspiro, siempre tenía que acabar haciendo esas cosas que no eran para nada fabulosas, aún cuando solo quería lo mejor para su hermano.

¿Amor o tortura? (2P!Axis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora