Capítulo 25, Consejos

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Todos estaban en la habitación ya, una completamente normal, antigua y con el mismo tipo de deterioro que el resto del hotel, el lugar llevaba mucho tiempo abandonado, tanto que parecía salido de una película de zombies o de un juego de terror. Arrastró a Luciano al exterior de la habitación, preocupada, él parecía tener algo que ver con las personas que habían... experimentado con ella, había mucho que quería preguntarle.

Pararon en el pasillo, cerca de una ventana por la que entraba la escasa luz de la luna, que de vez en cuando era tapada por las nubes, esta los iluminaba, dándoles un aire fantasmagórico a juego con la decoración del lugar.

—Iré al grano si no te importa —comenzó Aaralyn, esperando a que el italiano asintiera para continuar—, ¿cómo crearon este lugar?

—No lo crearon, hace un tiempo, tanto los first player, como ellos se autodenominan —dijo, haciendo una pausa para rodar los ojos molesto, le irritaba el hecho de que le dijeran que era el segundo, realmente era un tanto ambiguo, a saber cuál de los dos grupos era en verdad el first player y quien el second—, como nosotros, vivíamos en el mismo mundo, llegó un momento en el que todo era demasiado caótico, queríamos tener poder sobre nuestro país, después de todo también lo representamos, no sé exactamente como sucedió, pero fuimos separados, unidos por portales que rara vez funcionan.

La chica se quedó mirándolo unos instantes, asimilando la información, y el hecho de que le hubieran respondido seriamente, era hora de la segunda pregunta.

—¿Recuerdas haberme visto cuando eras pequeño? —inquirió bajando la voz a medida que formulaba la pregunta, él se limitó a enarcar las cejas, confundido y a la vez pensativo.

—No —respondió finalmente con una leve sonrisa, salvando la corta distancia que los separaba—. Quizás si me refrescaras la memoria, ragazza. —añadió en un susurro, divertido al ver la reacción de la chica, había intentado permanecer seria pero había acabado roja como un tomate.

—Esto es serio... —murmuró molesta, mirando hacia el suelo.

—¿Ocurrió algo con Kuro? —preguntó el italiano para su sorpresa, haciendo que ella lo mirara con los ojos como platos.

—¡No! Como si ese asiático fuera a hacerme algo —replicó aún sorprendida.

Luciano se limitó a observarla unos instantes, asintiendo finalmente, volviendo a adoptar aquella sonrisa de autosuficiencia.

—¿Algo más bella? Ya que estamos a solas podríamos hacer algo más... estimulante —sugirió tomando un mechón de pelo de la chica y oliéndolo.

—Nunca pararás de meterte conmigo, ¿me equivoco? —dijo a modo de respuesta, mirándolo a los ojos.

—¿Y si te dijera, que estaba celoso de que no te resistieras a ir con Kuro? —inquirió él, acariciando su mejilla, y sin duda notando el calor que desprendía.

—Que... —comenzó a decir, recordando su confesión y el hecho de que aún tuviera que darle una respuesta—, mañana iré con Lutz —terminó con decisión, necesitaba tiempo para pensar, y no lo tendría con él cerca, más cuando lo único que hacía era calentarle la cabeza y hacer que se ruborizara.

Él la miró, con un aire ofendido que no parecía ser fingido, por un segundo sintió remordimientos, pero en ese momento el italiano se alejó, dedicándole una mirada fría.

—Bien, buonanotte —dijo antes de volver a entrar en la habitación.

Más que ofendido... parecía dolido, Aaralyn se llevó una mano a la cara, no pretendía hacerle daño, tan solo necesitaba un poco de tiempo, y recordar quién era realmente.

¿Amor o tortura? (2P!Axis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora