La merienda- Hugo

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Vale, otra vez.

Zumo de naranja.

Leche.

Café.

Galletas.

Tarta.

Los cuchillos, los tenedores, los vasos.

Todo estaba en perfecto orden, estaba tan obsesionado, concentrado en que todo saliese bien que cuando el timbre sonó me sobresalté y me pregunté quién hubiese tocado el timbre.

Cuando abrí la puerta, ella estaba allí, me miró y entró empezando a quitarse el abrigo y el gorro que la defendían del frío de diciembre.

Llevaba una sudadera roja y unos jeans negros a juego con los Dr.Martens.

Estaba preciosa.

-¿Que has dicho?- me preguntó con cara confusa

Lo he dicho en voz alta

-Nada importante, no te preocupes- le dije intentando llevarla hacia la cocina donde había preparado la merienda.

-Jo que guay, ¿has preparado todo esto, para nosotros?- sus ojos brillaban, su boca estaba ligeramente abierta por la sorpresa. Yo la miraba desde el marco de la puerta, con los brazos cruzado y mirándola en sus descubrimientos.

-Espero que tengas hambre- le dije mientras nos sentábamos alrededor de la mesa.

Mientras comíamos en un silencio cómodo entre los dos, la mirada de Anaju se perdió en un punto fijo detrás de mí, no tuve tiempo para girarme que su pregunta rompió el silencio.

-¿Porqué hay una caja en mitad del pasillo, te olvidaste ordenarla?- me giré y allí estaba mi caja la que había recogido desde mi vieja casa, la caja que llevaba mi anterior vida adentro.

-No es nada importante, solamente viejas cosas- le dije, quitándole importancia con la mano.

Ella no estaba del todo convencida, pero siguió comiendo y no intentó presionarme de ninguna manera para que le contase lo que significaba esa caja para mí.

La merienda pasó entre conversaciones abstractas y anécdotas sobre nuestras vidas.

Esa misma tarde descubrí cuanto me gustaba oirla reír, me encantaba el sonido de su risa, tan natural, tan espontáneo, tan ella.

Nos dispusimos para ver una película, había preparado palomitas y cuando se lo dije sus ojos desprendían alegría y felicidad.

Elegimos un dibujo animado de Disney, precisamente La Bella y La Bestia, pero cuando la película acababa de comenzar su móvil vibró haciendo que una llamada y un nombre aparecieran en la pantalla.

Los ojos de Anaju se oscurecieron, tomó el móvil entre las manos que temblaban.

Yo quise mantenerme al margen, pero cuando sus ojos encontraron los míos supe que algo no iba bien.

Adrian

Ese era el nombre del chico que interrumpió nuestra película.

Ese era tambíen el nombre del chico que acababa de arruinar nuestra tarde.


Hola!

Perdonad por el retraso, pero con la escuela he estado muy ocupada.

Espero que os guste, disfrutad.

Fiore

Un puzzle de imprevistos - AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora