Confía- Hugo

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- Confía en mí, por favor- era lo único que se había pasado en mi cabeza cuando había visto la chica.

Estaba hecha un ovillo, sus brazos abrazaban sus piernas y su cabeza estaba hundida entre sus piernas.

Todo su cuerpo temblaba.

Algunas gotas de sudor caían por su frente, brillando debajo la luz del baño.

Abrí el grifo y mojé algunos papeles, me acerqué con cuidado en no asustarla y le pasé los papeles mojado por la cara y el cuello en un intento de bajarle un poco la temperatura.

El frío junto con la sorpresa de algunas gotas de agua le hicieron tomar una bocanada de aire.

Sus ojos desprendían confusión y desconfianza.

Me arrodillé delante a ella, le tomé una mano entre las mías y la puse en mi estomago y la otra la acerqué al suyo.

Tomé un gran bocanada de aire antes de hablar.

-Tengo que hacer algo ¿Me ayudas?- le dije mirándole a los ojos intentando trasmitirle confianza, ella asintió y estrechó su mano entre la mía.

-Vale,¿ me puedes elencar cinco cosas que puedes ver?- le dije mientras con mi pulgar hacía caricias en su mano tratando de tranquilizarla.

Estaba sentado frente suyo.

Sus ojos se movieron a su alrededor intentando contestar a mi pregunta.

-Una ventana y un radiador- dijo eso con la respiración acelerada y la palabras no salieron perfectas desde su boca.

Se agobió aún más.

- Está todo bien, trés más- le dije animandola a continuar

-Una puerta, un espejo y tú- me dijo y después de eso tomó una bocanada de aire para seguir respirando, su abdomen se iba relajando a poco a poco y ella lo podía notar ya que su mano estaba allí.

-Ahora cuatro cosas que puedes tocar- mis piernas rodeaban su cuerpo, intentando hacerle sentir segura,mi mano estaba posada en su cintura dejando delicadas caricias.

Nuestros dedos seguían entrelazados.

-El suelo, mi camiseta, la pared y tu mano- su agarre en mi mano se hizo más firme y fuerte.

-Lo estás haciendo muy bien, ¿tres cosas que puedes oír?- su abdomen se movía regularmente, pasé mis dedos por sus mejillas tratando secarle sus últimas lagrimas.

-El ruido de la calle, mi voz y la tuya- su tono era cada vez más seguro, sus ojos se fijaron en los míos.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Ninguna pupila era visible en esos pozos negros.

-Muy bien y por último dos cosas que puedes oler- la tenía muy cerca, su respiración chocaba contra mi cuello y sus manos estaban las dos rodeando mi espalda.

-El aromatizador del baño y tu colonia- su cara escondida en mi cuello y su respiración tranquila hizo que me calmara y que empezase a trazar círculos sobre su espalda.

Mis dedos pasaban por su suave pelo y mis fosas nasales se vieron invadidas por su aroma.

Sabía a limón

Dos golpes a la puerta nos hicieron despertar y romper la burbuja en la que estábamos metidos, un hombre con el pelo corto oscuro como sus ojos entró por la puerta con cara preocupada.

-Anaju- dijo suspirando mientras posaba sus ojos sobre mí.

La chica alzó la mirada y como si se fuese despertada, se levantó enseguida y se fue sin decir nada, corriendo afuera del baño.

Como la primera vez que nos encontramos

El hombre miró en la dirección donde la chica había desaparecido con una mirada triste, aclaré mi garganta y su ser se percató de mi presencia.

Me miraba con una pequeña sonrisa, me dió la mano para levantarme y se presentó.

-Me llamo Iván, soy el profesor de interpretación- me envolvió en un abrazo y me susurró un gracias

Los dos salimos del baño y como pudimos constatar no había trazas de Anaju en la clase, sus cosas habían desaparecido al igual que ella.

-Ella siempre ha sido así, le preocupan los imprevistos, debe tenerlo siempre todo controlado- la mano de Iván se apoyó en mi hombro en un gesto cariñoso.

-¿Pero que es lo que hacías aquí?- me preguntó mientras salíamos del edificio

-Bueno- me llevé las manos al pelo revolviendolo -Me quería apuntar a sus clases- dije

-Nada me hace más feliz- me abrazó otra vez y mientras cada uno iba por su rumbo me gritó

-¡Nos vemos la próxima semana!-

Mi mirada y mi concentración en todo el percurso hacia casa estaba concentrada en un objeto.

Una pulsera

Y lo sabía, sabía que era suya.


Y aquí estamos otra vez!

Espero que os guste el capitúlo.

Os deseo para mañana un feliz comienzo de semana!

Fiore

Un puzzle de imprevistos - AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora