Magia- Anaju

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El estaba ahí, delante de mí.

Nuestros ojos se fundían mientras nos mirábamos.

Negro y nácar.

Permanecimos en silencio, escuchando a través de este las palabras que nunca nos habíamos dicho.

El silencio nos rodeaba, llenando aquel piso vacío.

-¿Qué haces aquí?- el fue el primero, como siempre, rompió el silencio.

La pregunta quedó suspendida en el aire esperando una respuesta.

Me sentía incomoda, sentía la presión de su mirada sobre mis hombros y cada vez la presión se hacía más pesada.

-He venido a buscarte- las palabras salieron en un susurro de mi boca, me dolía la garganta como si hubiese gritado por mucho tiempo,mis ojos miraban mis zapatos que ahora parecían más interesantes que la persona a escasa distancia de la mía.

Mis dedos jugaban entre ellos, mis dientes estaban dañando mi labio inferior buscando algo para calmar mis nervios.

-¿Te ibas?- otra pregunta, diferente persona.

Mis ojos pasaron a la maleta ya lista cerca de la puerta intentando callar el sentimiento de dolor y tristeza al ver ese objeto.

-No tuve ninguna señal tuya, por eso decidí que era mejor marcharse- tajante, un cuchillo clavado en mi corazón.

Mis puños se cerraron, clavando mis uñas en mis manos.

Sus paso me hicieron estremecer, se acercó a mi y como la primera vez, se arrodilló frente a mí.

Me sentía culpable, yo y mis estupideces habían creado este problema.

Si solo pudiese dejar de pensar, por un momento.

Mi estomago dolía y mis lagrimas estaban a punto de caer.

-No quiero que te machaques por esto, ¿Me oyes?- su mano pasó por mi pelo, quitando algunos mechones que habían caído delante mi cara.

Dejando una suave caricia en mi mejilla.

Sus manos sostenían mi cara al par de la suya, mis ojos querían escaparse, no podían ser atrapados por aquellos de Hugo.

Y pasó.

Sus labios chocaron con los míos en un tímido beso, nuestros labios encajaban a la perfección, nuestros perfumes se mezclaron.

Mis manos pasaron tímidas y desconfiantes por su espalda hasta llegar a entrelazarse detrás de su cuello.

Sus manos a la vez, tiraban de mi pelo dejando de vez en cuando caricias suaves en mis hombros.

La falta de aire hizo presencia, pero nuestros rostros permanecieron pegados.

Nuestras narices se acariciaban dando vida a un beso esquimes.

Nuestras respiraciones iban a la par.

Y nuestros ojos.

Nuestros ojos habían hecho magia encontradose y mezclandose.


Hola a todos!

Aquí les traigo otro capitúlo más.

Disfrutad.

Fiore

Un puzzle de imprevistos - AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora