La noche - Anaju

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Cuando el sol desaparece y deja lugar a las estrellas, mi momento favorito del día empieza.

La noche es mágica en todos sentidos.

La noche llega y derrumba todas las murallas que durante el día te has construido, durante la noche tus pensamientos dan vueltas y te rodean la cabeza hasta que te mareas.

Las dudas llegan come una brisa ligera, los temores te envuelven y tu tiemblas.

Tiemblas, porque tu ser y tu cuerpo están totalmente expuestos, delante de los miedos, de los temores y del futuro.

La noche deja espacio a las dudas que entran en tu cabeza y se pierden en el silencio de la noche.

Será una noche pasajera como todas las demás, una noche que dejará lugar a otro día sin sentido.

Es eso lo que piensa Ana Julieta estirada en su cama, mientras mira el techo de su cuarto.

A su lado no descansa nadie, nadie la envuelve en sus brazos.

Se siente vacía, sola.

Su vista empieza a nublarse, algunas lagrimas salen silenciosas de sus ojos oscuros, resbalan por sus mejilla.

¿Cuándo podemos considerarnos felices al cien por ciento?

¿Cuáles son las circunstancias en las cuales podemos estar orgullosos de nosotros mismos?

¿Hay un límite arriba del cual logramos no sentirnos inútiles, tristes y fuera de lugar?

No puede saberlo.

Nadie lo sabe.

El silencio de la noche la rodea y por un momento se siente en paz, con todo.

En algún momento en nuestra vida, llegaremos a entender que el silencio es más importante que la compañía y la atención de algunas personas.

El silencio es todo lo que necesitamos escuchar, pero al mismo tiempo es todo lo que no queremos oir.

Saber que estaremos solos nos da miedo, significa estar en contacto con nuestros miedos, cara a cara con nuestras dudas.

Significa estar cara a cara con nosotros mismos.

Te enteras de que los miedos, las inseguridades, la ansiedad no son nada comparados con las ganas de desaparecer.

Desaparecer, es una palabra que en mis oídos sonaba dulce, casi lo había conseguido, tenía entre mis manos el salvoconducto para la libertad, luego, sin embargo, se había quemado, volando lejos de mis manos, en cenizas e imposible de reconstruir.

Fue todo mi culpa, porque cuando sabes que algo está equivocado tomas una decisión y actúas.

Yo tampoco eso sabía hacer.

Probablemente es por eso que estoy así.

Porque no tomé una jodida decisión en toda mi vida.

Y ahora me toca compartir tiempo con las mismas personas que un tiempo sentía cerca y que ahora dejaron de escucharme, se taparon las orejas para no escuchar la realidad de los hechos, cerraron los ojos delante las catástrofes y abrieron las bocas para herirte y tu como una presa delante de su predador, te dejaste ir.

Me toca fingir delante de mi familia, jurar que va todo bien.

Es frustrante estar en medio de las personas, tener que sufrir los comportamientos y tener que aguantar las consecuencias.

Todos los pilares que me tenían en pie ahora se derrumbaron dejándome rodillas al suelo, espalda contra el muro y mejillas manchadas de lágrimas.

Por eso me refugio en una rutina, que desde hace años me sigue como una sombra.

Una rutina que nunca ha tenido variaciones.

Intento planificar y organizar todo en los mínimos detalles para que ningún imprevisto cruze el camino, no estoy preparada, los imprevistos me asustan, me hacen entrar en pánico.

La rutina me tranquiliza, me hace sentir segura y capaz.

Nunca más volveré a caer, nunca más me permitiré fallar.

En esa noche, sus muros se alzaron, una barrera la defendía de todo y todos.

Pero eso iba a cambiar, de un momento para otro.

Pero ella, aún no lo sabía.



Hola a todos!

Aquí está el capítulo de "presentación" de Anaju, espero que os guste.

Nos vemos la próxima vez.

Fiore

Un puzzle de imprevistos - AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora