La familia- Hugo

147 15 2
                                    

Flashback

Mis ojos viajaban a mi cama.

Llena de ropa.

A una maleta.

Cerca de la puerta.

Había decido irme, desde casa, desde mi hogar.

Lejos, donde nadie me conociese.

Aquí mi vida no tenía sentido, sentía que me faltaba algo y nunca supe lo que era hasta que aprendí a viajar.

Sentía esa extraña sensación de paz cada vez que me subía a un avión.

Quedandome aquí estaba yendo en contra de mi destino y el castigo habría sido seguir viviendo en este circulo infernal.

Cuando lo harás nada volverá a ser como antes, nunca más volverás a sentir lo mismo, el mismo calor, las mismas risas.

Todo se volverá obscuro.

Y tu te quedarás solo.

El sol amanecía al horizonte, llenando mi cuarto de los colores cálidos más bonitos jamás vistos.

El cielo aún obscuro saludaba la noche y se aprestaba a recibir el día.

El reloj marcaba las cinco y media, de una mañana de verano.

Mi figura se encontró reflejada en el ventana, las ojeras debajo de mis ojos señalaban las noches insomnes pasadas a organizar un plan para escapar.

Mis padres tenían que viajar para negocios, dejándome solo con mi hermano.

El habría obviamente roto las reglas puestas en casa dejándome así, solo.

En ese momento mis maletas ya tenían que estar hechas y con toda la calma habría podido salir de esa casa y nunca más volver.

Todo se había torcido al último segundo.

Mis padres ya no se iban, el avión se había cancelado y los encuentros se habían planeado en dos semanas.

Yo no podía esperar tanto.

Recuerdo que esa misma noche me senté al borde de mi cama, rodeado de la oscuridad.

Estaba abrazado a un cojín, mis manos entrelazadas y mis brazos se aferraban a ese objeto como si mi vida valiese de eso.

No conseguía dormirme.

-No te lo mereces - en un susurro estas palabras salían lentas de mi boca, mis ojos se humedecieron.

Mis sollozos chocaban contra la almohada intentando callarse, no quería que nadie me escuchase.

Ya era demasiado tarde, el sueño se había roto, quedando en mil pedazos debajo mis pies.

Los pedacitos se clavan en mi piel, dañandome.

Son muchos, pequeños fragmentos de sueño que a cada paso que doy vuelven, recordandome que había fallado.

No sabía que hacer.

Hasta que una idea se cruzó por mi cerebro, irme en mitad de la noche.

Dejando un hueco en mi cama, dejando la taza de leche enfriarse por las mañanas sobre la mesa de la cocina.

No tenía destino.

Puse lo que quedaba de mí en una caja, escribí mi nombre con un rotulador negro y la dejé bajo mi cama con la esperanza que nadie la encontrase.

Y me fui, dejando atrás años de mi vida.

Dejando atrás amistades, amores y costumbres.

Pero cuando cerré esa puerta, estaba más feliz que nunca.

Fin del flashback

Me levanté del sofá bajo la atenta mirada de mi compañera.

Regresé con una caja, esa caja que aún llevaba mi nombre escrito.

Se la puse entre las manos y con la mirada le dí el permiso para abrirla y descubrir mi pasado.

Sus manos pasaban con delicadeza sobre los libros, los discos, sus ojos grababan cada imagen en su mente.

-Vamos- fue lo único que me dijo después de haber dejado la caja al suelo, me tiró por las manos levantándome del sofá.

-¿Adonde?- pregunté confuso

-A añadir la pieza que falta-



Hola a todos!

El próximo será el último capitúlo, después llegarán los agradecimientos y si todo va como planeado algún que otro extra.

Disfrutad de este.

Fiore

Un puzzle de imprevistos - AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora