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Me senté en la cocina mientras miraba a Klaus preparando el desayuno y haciendo café. Entrecerré mis ojos hacia él confundida mientras me inclinaba hacia Cinco, quien estaba en su pijama sentado en la silla a mi lado.
—Estoy viendo cosas, ¿verdad?— Le pregunté y soltó una pequeña risa.
—No, yo también puedo verlo— susurró también confundido.
—¿Dónde está mamá? ¿Por qué estás cocinando?— Me atreví a preguntar mientras él tarareaba balanceando sus caderas.
—Ella está limpiando las habitaciones, y yo me ofrecí para cocinar. Ni siquiera sabía que estaba de regreso, ¿cuándo sucedió?— Klaus dijo dándose la vuelta sosteniendo una espátula.
Me asomé preocupado de que pueda iniciar un incendio, lo miré por si acaso y dije: —Pogo, la restauró—.
—Ah— dijo dándose la vuelta mientras yo miraba a Cinco —¿Estás bien, terco Cinco?— Dije y me dio una mirada.
—¿Terco Cinco?—
—Sí, te voy a llamar así de ahora en adelante, lo decidí— le dije sonriendo mientras él ponía los ojos en blanco. Escuché pasos y me volví para sonreírle a Luther que caminaba con el ceño fruncido.
—Oh hola- —Dije pero él me interrumpió
—¡Para! Prime— Me reí entre dientes mientras se sentaba en la silla a mi lado.
Klaus se acercó con una tetera de café y puso una taza frente a Luther.
—Aquí vamos. Esto te arreglará— Luther levantó la taza, pero Cinco se acercó a mí y me la quitó de la mano.
Me reí cuando Klaus sirvió más tazas mientras Cinco gimió haciendo una mueca.
—Dios, ¿a quién tengo que matar para conseguir una taza de café decente?— El se quejó.
Luther suspiró.
—¿Podemos empezar?—
—¿Alguien ha visto a los demás? ¿Diego? ¿Allison?— Dijo mientras negábamos con la cabeza. —¿No? Está bien, entonces, esto es lo más parecido que tendremos...— dijo golpeando la mesa con la espátula —...a estar todos. Escuchen—
—No hay una manera fácil de decir esto, así que simplemente lo escupiré— dijo dando golpecitos con la espátula en su mano y dijo: —Sí— exhalando, se quedó en silencio mientras lo miramos.
—Klaus— dije mientras él se levantaba y apuntaba con la espátula.
—Conjuré a papá anoche—
Fruncí el ceño mientras miraba a Cinco y Luther y él se volvió y dijo: —Dijiste que no has podido conjurar a nadie en años, ¿eh, además de Ben?— Dije insegura pero tratando de ser razonable.
