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16 | Aventura Secreta

"Nos amaremos en el silencio de un secreto mientras nuestras almas mudas no digan nada aunque sientan todo."

85 Votos, 30 comentarios y subo el próximo.

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—¿Esto es en serio? ¿Qué tan difícil se les puede hacer dormir dos juntos?—Me quejé sentándome en la mesa del restaurante donde estábamos almorzando, dejé mi vaso Yeti en la mesa y observé como Serafín lo observaba con detenimiento.

—Que no hay más cuartos Ivana, estamos en pleno Cosalazo, es casi imposible encontrar una habitación libre.—Respiré hondo recostándome en mi asiento, Iván, quien había hablado, me dio una sonrisa tranquilizándome.

—¿Y entonces?

—Ve a dormir con los perros.—Miré de mala manera a Alfredo quien comía su desayuno muy entretenido sin verme pero atento a nuestra conversación.

—Ya sé quien se irá a dormir a la camioneta.—Murmuró Iván llevando su vaso a la boca sin apartar la mirada de su hermano.

—¿Tú?—Preguntó él.

—Ya, muchas gracias por su caballerosidad.—Rodé mis ojos y me puse de pie dejando de lado mi desayuno y con mi vaso en la mano.

—¿Dónde vas Ivancita?—Preguntó Ovidio.

—¿Me prestas tu cuarto? Quiero cambiarme.—Él asintió y me tiró al aire la tarjeta, a pesar de ser un hotel bastante atrasado en tanto tecnología donde desborda el sentimiento de estar en un ranchito enorme, al menos sus puertas tienen una buena seguridad.

—Pero sólo epsera cinco minutos. ¡Debemos hablar de algo importante!—Escuché que Vicente dijo, me di media vuelta y pude notar que no me hablaban a mí sino que a Alfredo quien estaba de pie.

—Necesito ir al baño dije, luego me dicen lo que hablaron.

—Pero Alfr..

—Después dije.—Sentenció volviendo a caminar, respiré hondo y comencé a caminar con más prisa las escaleras.—¿Por qué tan apresurada, chula?

—¿Qué quieres?—Me di media vuelta viéndolo ya cansada.—¿Crees que voy a estarte soportando sus contestaciones de niño inmaduro y luego tendré ganas de estar oyendo tu molesta voz?

Alfredo se carcajeó y se acercó más a mí.

—¿Por qué tan molesta? Si es por lo del cuarto te comparto el mío.—Alcé una de mis cejas.

—¿Desde cuándo tu tan considerado?

—Te presto el cuarto y la cama pero conmigo adentro también.—Él subió y bajó sus cejas en repetidas ocasiones viéndome con una sonrisa.

Bajé mis hombros dándome por vencida, ya me resultaba extraño que un acto de bondad naciera de su parte.

Volví con mi camino subiendo las escaleras aún oyendo los pasos de Alfredo detrás mío. Una vez que llegué al pasillos de los cuartos disminuí mi caminar buscando el número de la puerta del cuarto de Ovidio, donde también estaban mis maletas.

Un grupo de muchachos se encontraban justo delante de la puerta correcta, me abrí paso entre ellos sintiendo la incómoda mirada de ellos sobre mí.

—¿Qué chingados miran tanto, cabrones? Se les perdió algo?

Abrí mis ojos como platos dándome la vuelta para ver a Alfredo enfrentando a uno de ellos, a pesar de que los demás fueran mucho más grandes físicamente.

Aventura Secreta | Alfredo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora