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22| Aventura Secreta
"En la cama no hay reglas, los límites se van descubriendo."

85 votos, 55 comentarios y subo el próximo.

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Vuelvo a dar vueltas en la pequeña cama que me dio Alfredo para que pudiera dormir cómoda en lo que pasábamos la noche en una de las deterioradas casas que los hermanos Guzmán alguna vez llamaron, la salvación. No puedo dormir, ni siquiera pegar un ojo. No después del movido día que tuvimos.

Nada más pisar Culiacán nos alertaron que no podíamos ir para el rancho, autoridades habían arribado a la sierra y, aunque ellos ni en cuenta estuvieran, en algunas ocasiones patrullaban muy cerca de la propiedad.

Iván, Ovidio, Vicente, Serafín y las chicas, no tuvieron otra opción que quedarse resguardados en los sótanos bajo tierra que enviaron a construir por su seguridad. Tenían la estricta orden de Ismael y Joaquín de no levantar sospechas que allí se encuentra la propiedad que ambos comparten, por lo que no tuvieron más remedio que quedarse allí y Alfredo, unos cuantos hombres de guardia y yo en una de sus casas de seguridad.

—Cuando el Chapo se escapó, esta última vez.—Otra vez se escucha la risa cómplice de Alfredo, al parecer la televisión está encendida y él está viendo un programa de comedia en la sala.—Y salió en todas las noticias del mundo así como...—Alfredo vuelve a reír aunque no hayan dicho anda gracioso. Bufo, me pongo de pie y descalza salgo del cuarto para ir hasta la sala.—Muy en el fondo de cada mexicano estábamos como, ""¡A huevo wey! Ese wey es un chingón" O sea, estuvo mal, pero es un chingón. ¿Viste el túnel?—La comediante habla con el público y asegura.—Es un chingón.—Alfredo, desparramado por todo el sofá, alza su botella de cerveza y pega un grito de alegría. Respiro hondo, está más alegre de lo normal y es obvio el por qué.

—¿Puedes reírte más bajo, Alfredo? Por favor.—Éste se sobresalta sentándose correctamente en el sillón.

—Me asustaste morra.—toma una inspiración profunda y lleva una mano a su pecho. Me acerco a la televisión para ver la hora. 3:42PM.

—¿Por qué no duermes? Ya es muy tarde.—No respondo hasta que me siento en el mismo sofá que él pero alejados, sin embargo, sus dedos rozan mis cabellos y juegan enredándolos entre ellos.

—Estoy preocupada.—Admito muy a mi pesar. Muy escasas veces demuestro mis sentimientos o incomodidades y generalmente es cuando ya no los aguanto más. Aunque no debería estoy angustiada, los Guzmán-Zambada están corriendo un gran peligro desde hace horas pero también me preocupa el estar preocupada, tener emociones hacia ellos siendo yo simple y solamente una empleada más.

—Van a estar bien—Se acerca aun más a mi y mientras con una mano juega con mi cabello la otra la posa sobre mi muslo, mientras, juego con mis anillos. Me siento extraña ante su tacto pero no me corro. Estoy incómoda pero a la vez me siento menos desprotegida.—Hemos pasado muchas veces por esto, no es nada nuevo.

—¿Alguna vez se tuvieron que esconder bajo tierra porque pisando sus cabezas están las mayores autoridades del país? ¿Es algo cotidiano?—Él sonríe pero en mí desborda la seriedad.

—Con decirte que una vez acabé con dos balas en el abdomen.—Abro mis ojos sorprendida.

—¿Neta? ¿Por qué no noté la cicatriz?—Él sonríe con egocentrismo y se pone de pie, se encorva aun con una mano en mi cabello y la otra la pasa a mi cintura acorralándome. Nuestros labios se rozan y nuestras miradas están fijas.

—Estabas concentrada en otra cosa, preciosa.—Roba un pequeño beso de mis labios y se marcha rápidamente perdiéndose por el pasillo, seguramente va al baño.

Aventura Secreta | Alfredo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora