Aventura Secreta | Alfredo Guzmán |

09

09 | Aventura Secreta
"Nos amaremos en el silencio de un secreto mientras nuestras almas mudas no digan nada aunque sientan todo."

Dejé de forcejear cuando noté como había interrumpido la conversación y al descubrir que Sera era quien me detenía.

—¿Qué sucede allá atrás, Alfredo? ¿Todo bien?—Me preguntó mi papá y yo nunca estuve tan dispuesto como hoy a responderle con la puritita verdad.

—...

—¿Y, Alfredo?—Papá miró de mala manera a Don Mayo por hablarme en ese tono pero no dijo nada, todos esperaban mi respuesta y justificación viéndome con interrogación.—Bueno, sigamos. Pude notar como Ivana rodó sus ojos y se volvió a dar la vuelta para ver al Zambada.—¿Dónde estabas Ivana al momento en que todo comenzó? En las grabaciones que me dieron claramente se ve a Vicente caminando solo por el restaurante.

—Con todo respeto señor, yo soy la entrenadora de los muchachos, no su escolta o guardaespaldas.

—Además yo le di el día libre, Ismael.—Mi apá defendió a la castaña que muy valiente había sido al responderle y además corregirle a un hombre que con solo verlo su sola presencia te demostraba su poder y cuan intimidante y peligroso podía llegar a ser si se lo proponía.

—¿Entonces para qué le pagamos ese chingo de lana? ¿Para que los haga correr, ponerse en forma y embobar a los cabrones estos?

—Compadre basta, sabes perfectamente por qué Ivana está aquí y no te voy a permitir que quieras insinuar algo que le falte el respeto.

—¡Pero la estamos llenando de lana y..!

—¡Es lo que le corresponde!—Papá se giró hacia Don Mayo quien no pudo hacer nada más que optar por quedarse en silencio, a ninguno de los dos les era de su agrado resolver sus conflictos delante de otras personas por más cercanos que fuéramos.—Ya bájale Is..

 —Además—Por primera vez hice uso de la palabra poniéndome de pie. Después de todo quien había causado esto era yo, no podía permitir que regañaran a alguien inocente. Me sentí en la obligación de que -por más que se tratara de Ivana- sacar del problema sin sentido a quien habían metido.—¿Alguien resultó herido? No, supimos actuar con limpieza y rapidez, no le encuentro el sentido de su escándalo contra ésta salvajita.

—Ora..—Ivana sonrió de manera burlona.—¿Por qué no mejor vuelves a sentarte y te callas? Yo no necesito que nadie me defienda o excuse, sé hacerlo por mí misma.

—¿Qué? Encima de que te defiendo, pinche loca salvaje.

—Aquí el único salvaje y maleducado eres tú, con todo respeto.

—¿Sin educación yo, Ivana? Yo no soy el que no respeta la casa donde le dieron alojo o los baños públicos o no.. mejor, ¡los lugares públicos en sí!

—¿De qué hablas Alfredo?—La mirada confundida de mi padre cayó en mí y luego en Ivana, quien en cuestión de segundos había perdido el color de su rostro y sus manos estaban a cada lado de su cuerpo, hechas puños y temblando levemente por la fuerza que ejercía con ellas. Contuve una sonrisa al notar que Don Mayo había hecho exactamente el mismo gesto con su cuerpo cuando mi padre lo "regañó" segundos atrás.—¿Ivana?

—Joaquín.—La única mujer en la oficina rascó con sus uñas su entrecejo, con más fuerza de la normal.—Déjeme irme porque lo mato sino.—Masculló entredientes y por alguna razón mi pecho se comprimió. No sabía si porque había sonado tan furiosa y real al dar su aviso o porque la primera vez que intenté hacer un acto sin ningún tipo de malicia hacia ella todo termina peor que antes.