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—Espérame aquí, vuelvo en minutos.—Alfredo, me mira sentado sobre una de las rocas cubiertas de moho, no le doy tiempo a que me ataque con pregunta su órdenes ya que comienzo a correr y saltar por sobre el camino rocoso con la intención de volver hacia, lo que ahora son, los trozos de la avioneta. Necesito esa cadena, ese dije es muy significativo a pesar de desconocer como llegó a mis manos.

A medio camino, un par de minutos después, un sonido extraño me hace poner en alerta y detener mis pasos en seco.

—No puede ser.


Maldigo por dentro pero al mismo tiempo ruego que el sonido del motor de un helicóptero rondando por el aire no tenga nada que ver con peligro para nosotros pues no hay salida viable si fuera así.

Busco hasta por debajo de las rocas y troncos más pesados aquella cadena que significa tanto para mí, no puedo perderla aquí e irme tranquila; estoy completamente segura que si le cuento a mamá que hice eso ella se moriría de tan solo la angustia aunque sea una cosa material más.

Gotas de sudor se deslizan por mi cuello y mi cabeza comienza a darme un dolor insoportable y punzante pero no me detengo.—Debe estar por aquí—Susurro.

No me rindo hasta no observar como a la distancia un pequeño destello de luz me da un indicio, corro hacia el lugar ignorando las punzadas de dolor que recorren mi cuerpo pero que ignoro cuando noto que lo que brilla es la pequeña M, no tardo en tomarla y volver al lugar donde había dejado a Alfredo el cual se encuentra a unos cuantos metros recostado sobre una roca y haciendo el esfuerzo por recomponerse y seguir caminando.

Blanqueo mis ojos por su testarudez pero aun así no me quejo, tomo su brazo posándolo sobre mi pecho y caminamos así, en silencio y concentrados, un par de minutos más hasta llegar a un claro sobre el cual no nos posamos; el helicóptero aun suena muy cerca de nosotros.

Entrecierro mis ojos cuando noto como este nos sobrevuela lentamente, da vueltas y por minutos no se marcha, parece saber muy bien lo que busca y por dónde se encuentra su objetivo. Tampoco parece ser perteneciente a alguna fuerza armada por lo que no tardo en dudar.

—¿Hay alguna forma de que puedan rastrearnos gracias a ti?—Golpeo mis brazos matando así los incómodos moscos que me pican y detalle a Alfredo sentado sobre una rueda de carro, parece pensar su respuesta y mientras me percato de ese detallo. Si hay una rueda es porque hay una carretera cerca.

—Espérame aquí—Con precaución corro tan rápido como mis piernas y el dolor me lo permiten evitando las ramas y malezas que se presentan en mi camino, el suelo liso me hace convencer aún más que no estoy equivocada. Lo confirmo cuando los árboles acaban y una ruta de tierra se presenta en mi pies.

Una vez más escucho el motor regresando y mi propósito puede salir muy bien o ser un fracaso absoluto y acabar en la peores condiciones. Pero confío en mí y sé que si esto llega a fracasar soy capaz de salvar mi libertad y ayudarle a Alfredo también, por lo que momentos antes de que pase el helicóptero a una altura tan baja como para que sea fácil divisar a una persona, me poso sobre la ruta y agito mis brazos, no tengo con qué más dar señales y simplemente confío en el destino.


(...)



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⏰ Última actualización: Jun 13, 2021 ⏰

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Aventura Secreta | Alfredo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora