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19 | Aventura Secreta

"En algunos casos, el actuar inconsciente de una persona es su estado más sincero"

85 votos, 35 comentarios y subo el próximo capítulo.

°°°°


Me recuesto exhausta en la puerta del cuarto de la habitación del rancho del señor Joaquín nada más entrar. Después de haber manejado unas horas desde Cosalá en medio de la madrugada por nuestra seguridad, por fin llegamos al rancho quedándonos solo un par de horas para descansar y apenas saliera el sol comenzar con el entrenamiento del segundo mes del contrato.

Me doy una ducha rápida y con una simple bata de seda voy a la cama a dormir mientras pienso los ejercicios para hoy, no todo es fiesta, paseos y diversión.


(...)


A medio día regresamos del campo de entrenamiento al rancho para almorzar y regresar a hacer doble turno por la tarde, ignorando las quejas y súplicas de los hermanos. Durante todo el tiempo que duraron estos trámites, no pude quitarme de la mente la intriga de la sorpresa que don Joaquín tenía preparada en mi regreso, pero ya comenzaba a sospechar que se la había olvidado.

—Ya no siento mis piernas—Oigo que Vicente se queja y le siguen los demás. No les presto atención y voy directo a la heladera de la casa para dejar allí mi botella de agua. Abanico mis manos sobre mi rostro intentando tirarme un poco de aire al rostro, el calor de Culiacán me tenía sofocada, con mi rostro teñido de rojo carmesí y cochinamente sudada.

—Que bueno que llegaron.—Escucho la voz de Joaquín detrás mío y me doy la vuelta dejando de beber el jugo nutritivo que preparé antes de irnos. Éste observa el panorama, Vicente desparramado sobre la sial de la cocina, Ovidio con su rostro colorado y sus cabellos despeinados además de sudado al igual que Serafín tirado sobre el piso casi sin poder respirar, Iván se había marchado con su novia y Alfredo dudosamente respirando también.—Los estaba esperando.

—Que considerado, papá. Gracias por la botanit...—Ovidio se pone de pie en cuanto olfatea lo que su padre trae en un bowl entre sus manos.

—Hazte pa' llá' Ovidio, esto es para Ivanita que debe venir cansada del entrenamiento.—El pelinegro quedó atónito ante la acción de su padre y hace un puchero intentando que su medio hermano lo consuele, pero Alfredo ni siquiera se dignó a abrir sus ojos cuando Ovidio le dio leves toquecitos con la punta de su pie.

Le agradezco con una sonrisa a Joaquín cuando me entrega el bowl y el olor a la deliciosa comida llegó a mí, mi estómago ruge y con gusto pruebo.

—Hace unos días estaba haciendo unos tratos con mis viejos socios de Rumania y por accidente conocieron el expediente de Ivanita, más precisamente el hijo de uno de ellos.—Dejo de comer y aparto mi mirada de la comida primero pasándola por Ovidio, quien fingía babear por lo que entre mis manos había, sin más remedio, le comparto la botana, me percato de la mirada fija y penetrante de Alfredo pero lo ignoro y miro a Joaquín quien juega con mi cabello de forma distraída.—Y pues de allí surgió la sorpresa que planeé para ti desde hace unos días.

Frunzo el ceño demostrando mi confusión pero los pasos en la puerta de la cocina me hicieron prestarle atención a eso, a la sorpresa.

Mi boca se abre de la sorpresa y siento que ya no soy capaz de respirar de forma correcta cuando veo quien entra por la puerta, con una de sus típicas sonrisas burlonas y egocéntricas.

Aventura Secreta | Alfredo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora