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17 | Aventura Secreta

"Nos amaremos en el silencio de un secreto mientras nuestras almas mudas no digan nada aunque sientan todo."

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—Quiero que sepan que seguimos sin comprender como fueron tan pendejos para volcar, empantanar y atascar un aparato en medio de la nada.—Iván, cubierto de lodo, hojas y residuos de la zona húmeda en la que estábamos, salió de debajo del aparato, el cual tal y como él lo había dicho, estaba totalmente atascado después de que Serafín y Ovidio quisieran pasar un bache de lodo, el aparato se fuera de lado y terminara así. Sin mencionar que se habían desviado de una ruta por la cual todos debíamos ir.

—Vamos a tener que ir a buscar la camioneta, esto no va a salir tan fácil.—Vicente negó en desapruebo, en silencio emprendió camino por los pastizales por donde habíamos acortado camino al recibir el pedido de ayuda de Ovidio y Serafín.—Ustedes dos se quedan cuidándolo.

—Pues ya qué.—Iván se encogió de hombros y le siguió el paso al mayor de todos aquí, en silencio y sin rechistar. Lo imité y para no perderme entre los pastos, los árboles y los senderos sin un camino fijo, apresuré mi paso.

—¿A dónde tan apurada, preciosa?—Me reprimí a quejarme o a hacer algún ruido que podría alertar a las dos personas delante nuestro.

—Déjame, nos vamos a perder.—Intenté liberarme de su agarre por mi cintura, después de lograrlo me di la vuelta para mirarlo de mala manera.

Alfredo tomó mi mentón con su mano y una sonrisa burlona en su rostro.

—Conozco Cosalá como la palma de mi mano—Susurró sobre mis labios, intentó robarme un casto beso peor fui más rápida y me alejé de él.—Ándale ¿Qué te preocupa?

—No quiero que pienses que lo que pasó en el cuarto significó algo.

La sonrisa que permanecía en su rostro poco a poco fue abandonándolo al mismo tiempo que su ceño se fruncía y se cruzaba de brazos.

—¿Ah no? ¿Y entonces qué fue para ti?

Abrí mi boca dispuesta a responder pero encontré las palabras justas para dejarlo, una vez más, con las palabras en su boca cerrada. Respiré hondo y rodé mis ojos dándome la vuelta. Si no podía responderme a mí misma ¿Cómo lo iba a hacer con él?

—¿Alfredo?

—¿Mjhm?

—¿Dónde están Iván y Vicente?

—Pues delante tuyo.—Respondió él con obviedad y me contuve a darme media vuelta y soltarle un bofetón.

—¡¿Tu eres tonto?! ¿Dónde ves a tus hermanos delante mío?—Con señas exagerada mostré que donde mencionaba no había nadie.—Ya valimos.—Susurré sentándome sobre una roca cubierta de musgo debido a la vegetación de la zona. Eché un rápido vistazo a nuestro alrededor, tampoco encontraba el camino de regreso, que a pesar de ser corto, lo había perdido.

Alfredo resopló sentándose a pocos centímetros de mis piernas, se quitó el radio, su celular y dejó a un lado su arma diamantada.

—¡¿Ovidio?! ¡Serafín!—Di un brinquito en mi lugar cuando gritó inesperadamente sin recibir respuestas, lo intentó unas veces más pero volvió a fracasar y terminó por tirarse de espaldas al suelo cerrando sus ojos, apretando sus labios en una línea recta y juntando sus cejas.

Aventura Secreta | Alfredo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora