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Su celular vibró, sacándolo se su bolsillo con tranquilidad, alzó las cejas y se apresuró a atender al ver el nombre en la pantalla.

— Ethan— murmuró, mirando hacia el asiento delantero, hacia su chófer, deseando estar solo—. Creí que no me llamarías.

— No iba a hacerlo.

La voz grave del chico lo hizo suspirar un poco.

— Pero... Aquí tu omega se desmayó.

Camilo frunció el ceño, ladeó la cabeza, y tardó unos segundos en hablar.

— ¿Cómo?

— Joaquin Bondoni— el beta intentaba sonar despreocupado, pero Camilo pudo notar el nerviosismo en su voz—, perdió en conocimiento, ahora lo acosté en tu cama, era lo más cercano, no lo iba a tener el brazos todo el día hasta que regresaras...

Camilo golpeó el asiento del conductor, haciendo que el chófer lo mirara por el espejo.

— Regresemos a casa, rápido— ordenó, el hombre sólo asintió, girando en la próxima esquina.

Ethan volvió a colocar el celular sobre su oreja.

— ¿Pero está bien?

Escuchó un silencio y luego al rubio suspirar, en ese tono de "no me gusta que te importe" que hablaba desde hacía bastante.

— Se ve muy enfermo, Milo— murmuró por el teléfono—. No tiene color y está frío, aunque su frente está muy caliente... Creí que ibas a cuidar mejor a tu omega.

— Deja de decir eso, no es mí omega, y no lo será nunca, idiota— Camilo intentaba controlar su enojo, aunque no le resultó muy bien—. Me preocupo por su estado, pero eso no significa nada, ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?

Escuchó el silencio del otro lado de la línea, cosa que lo inquietó, y lo hizo dudar si había usado su voz de alfa sin querer y eso había incomodado mucho a Ethan, el chico era tan sensible como un omega en ocasiones.

— Lo cubrí un poco con las sábanas— escuchó su voz luego de unos segundos, su tono estaba totalmente normal. Camilo soltó el aire que había retenido.

— Sigue respirando, tranquilo— continuó el rubio—, por ahora.

— ¡Ethan!

Escuchó su risa, Camilo se frotó el rostro, aunque sonrió un poco, hacía bastante que el chico no bromeaba.

— Ya, no lo mataré— dijo Ethan, como para "tranquilizarlo"—, ¿Ya estás en camino?

Camilo separó el celular de su rostro para pedirle al conductor que acelerara.

— Llego el dos minutos— dijo el castaño—, o menos.

— Bien, adiós.

— A-... Espera, Et, ¿Qué hacías en mi casa?

El pitido de la llamada finalizada lo hizo maldecir por dentro.

No llegó a guardar su teléfono que una nueva llamada lo hizo detenerse, viendo el nombre de Asher.

— ¿Buenas? — preguntó, sin saber muy bien el porqué de la llamada, ya que desde que el pelirrojo se había marchado no habían estado en contacto.

— Hola, Camilo— su tono de voz parecía el de alguien estresado.

— ¿Pasó algo? — preguntó con algo de miedo.

— Pude encontrar a Emilio— dijo.

— Me alegro mucho por la noticia— dijo Camilo con una sonrisa, aunque le costó un poco al ver su mansión a unos metros

Delta/EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora