Cap 1

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Cada día, durante los últimos 7 años, a las 9:00 am, me llevan al laboratorio de aquella enorme fortaleza.

Lugar en donde fácilmente te pierdes en los oscuros, fríos y largos pasillos, tantas escaleras, tantas puertas que llevan a habitaciones muy limpias pero tenebrosas a la vez.

Los gritos abundan a estas horas, las personas que son despojadas de sus quirks dolorosamente luchan por vivir y sueñan con que alguien escuche sus gritos, pobres ilusos.

Estamos dos pisos bajo el sótano de una enorme casa, casa del líder de aquella mafia, que desde que conoció mi quirk, ha luchado por tenerlo.

Mi habitación, donde mi lágrimas y llanto se mezclaban con el silencio, era la más escondida, la más fría, era la más alejada de la salida. Había una cama incómoda, con sábanas blancas, parecían de un dólar, no me tapaban del frío de aquel lugar que en la noche aumentaba.

Un pequeño escritorio donde hacía la tarea que me dejaba aquella extraña señora con mirada llena de maldad, esa señora no ha hecho nada bueno.

Con el tiempo, memorice el enorme lugar, caminando de aquí a allá, escoltado por científicos y el mismo líder a diferentes salas para despojarse dé aquello tan valioso para ellos.

Era triste ver tantos rostros llenos de temor, gritando por ayuda, ayuda que nunca llegaba, y que si los volvía a ver, ya no estaban con vida.

Mi habitación era la del fondo de un pasillo del último piso, al lado se acomodaba una pequeña niña, ella no tenía el riesgo de morir, la necesitaban viva, pero es una niña de 5 años en medio de la muerte y desgracia.

Cada vez que podía, iba a su cuarto a jugar para matar las horas del día, y por lo menos sacarle una que otra sonrisa, no aguantaría ver esa inocente mirada muerta, la cuidaba lo más que podía de escuchar el bullicio que abunda en los otros pisos.

Siempre me llevaban a una sala especializada para ella y para mí, los dos no veíamos la luz del sol, así que nuestras pieles eran exageradamente blancas.

Su quirk es rebobinar, el mio es demonio, ella básicamente puede hacer casi cualquier cosa con un ser vivo, pero no lo sabe controlar, yo desconozco por completo el mio.

Lo que me hacían era estudiar las reacciones de mi cuerpo y el efecto de mi quirk en este para poder quitarlo sin riesgos, pero me regenaraba fácilmente, aguantandome cada ves que literalmente me clavaban un cuchillo en el pecho, cada vez que me quitaban una extremidad o cada vez que me quitaban un órgano.

Era un infierno porque aunque me regenerara, podía sentir dolor, no era inmune a esto,lo peor, es que mi regeneración no mostraba límites así que cuando alguien estaba enojado y quería algo que puede golpear, solo debe de acudir a mi e ignorar mis lamentos.

A Eri le hacían lo mismo, pero solo en brazos y piernas para manejar su sangre y hacer balas para combatir con los héroes, según tengo entendido, están buscando rebobinar a una persona hasta el punto de no tener un quirk.

Supe que ella logró escapar de este infierno, pero no por mucho, eso nos costó su habitación, ahora dormiremos en la misma para mantenernos "vigilados".

Me hubiera gustado que se hubiera ido y no regresado, pues es una niña que sufre cada día, pero así es la cosa, solo queda esperar que alguien nos ayude.

Cada vez que salía de mi habitación me ponían un collar anti-quirk, pero nunca me amarraban a alguna cadena o cuerda,el día de hoy si.

En vez de subir las escaleras, pasamos de largo, por los pasillos a la siguiente casa, estos no los conozco, es más fácil perderse por la cantidad de pasillos secretos que hay.

Gran poder peliverdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora