Capítulo 1: ¿Qué ha pasado?

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Luz pasando por un espacio de la cortina de la ventana que quedó abierto, el sonido de las aves cantando, alguien dormido plácidamente en su cómoda y esponjosa cama, así debería empezar esta historia ¿no? Pues no, una introducción muy clásica, así que adelantemos esto.

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—¡Cuidado! —grité al mirar un camión con el que casi nos estampamos.

—¡Puta madre! ¡Cállate el hocico!

El sonido del rechinar de la rueda de la motocicleta en el asfalto al momento de girar para que no chocáramos, y una chica es quien conduce de manera alocada. ¿La razón? Al menos cinco motociclistas nos persiguen por la ciudad. ¿Cómo llegamos aquí?

Bien, bien, me adelante mucho, lo sé, así que rebobinemos un poco.

×~×~×~×~×

Soy Diego Silver, cumpliré diecisiete años en algunos meses y me dirijo a tomar un taxi para ir a casa, es viernes por la tarde, salí un momento para divertirme con mis amigos ya que pronto comenzará el nuevo ciclo escolar y mi último año en el instituto, cargo una mochila gris en la que llevo mi laptop, una cámara y algunos cables.
Hoy mi padre me presentará a su novia, él se divorció de mi madre hace casi diez años, eso es algo que en realidad no me importa, es un excelente padre, no lo voy a negar, y es un hombre joven, además, todos tienen derecho a rehacer sus vidas y buscar su felicidad, lo único que espero es que esa mujer valore lo buen hombre que es y que no sólo quiera aprovecharse.

Con eso en mi mente crucé por un punto donde hay un callejón, una chica de cabello oscuro chocó contra mí. Parece tener mi misma edad, viste unos pantalones entubados azules, botas que llegaban a media pantorrilla, una chamarra negra y sus labios pintados de rojo, sus ojos son algo cautivadores, de color avellana.

—Lo siento karnal —dijo levantándose rápido y tomando una mochila, salió corriendo.

¿Quién era ella? Me preguntaba mientras recogía mi mochila, la abro para cerciorarme que mi laptop y mi cámara no se hayan roto.

—¿Qué esto? —pero no es mi mochila, ella llevaba una idéntica a la mía.

—¿Uhm? ¿Qué tenemos aquí? ¿Eres su amigo o algo así?

Una voz me llamó, luego sentí que me alzaban de los brazos. Son cinco sujetos en total, todos con tatuajes y pinta de pandilleros, dos me agarraron y uno tomó la mochila, dentro de ella hay algunos fajos de billetes.

—Es-Esperen, debe haber un error, yo creí que esa era mi mochila, no conozco a esa chica —me defiendo con claro miedo.

—¿Cómo sabes que es una mujer?

—Chocó conmigo —ellos se miran entre sí con burla.

—¿Le creemos? —dijo uno de los que me tienen agarrado.

—Vamos a llevarlo con Roberto y Daniel —sugirió el que parece ser el líder—. Informen que Lissette no logró irse con el paquete.

¿Lissette? ¿Ese es su nombre?
Me jalaron para ir a no sé dónde, cuando escucho el sonido de una moto acercándose, la misma chica volvió atravesando entre nosotros haciendo que todos se apartaran, arrancó la mochila del sujeto que la tenía y me miró a mí.

«Ven conmigo si quieres vivir» ¿Pero de qué está hablando? ¿En qué carajos me he metido?
No tenía tiempo de procesar nada, así que sólo tomé su oferta y me subí a la motocicleta con ella arrancando apenas me monto.
Esos sujetos comenzaron a perseguirnos en sus motos mientras nosotros íbamos a toda velocidad por las calles de la ciudad tratando de escapar de ellos.

—¡¿Qué demonios está pasando?! ¡¿En qué rayos me has metido?! —espeté alterado, no, aterrado.

—¡Bájale a tu histeria! ¡Regresé por ti ¿no?!

—¡¿Crees que te debo las gracias por ello?! ¡Estás loca! ¡¿Acaso eres una ladrona de los barrios bajos?! ¡De otra manera no me explico que en esa mochila lleves tanto dinero!

—¡Chinga tu madre! ¡Hubiera sólo tomado la mochila e irme en chinga dejándote a que te llevara la verga! ¡Pendejo!

—¡¿Qué demonios pasa contigo?! ¡Para empezar…! ¡Cuidado!

Y aquí es donde retomamos el cómo estoy en una situación en donde mi vida corre peligro y ni siquiera sé el por qué exacto.

En poco tiempo llegamos a lo que parece ser un taller, hay unas cámaras a cada lado de la entrada que tiene una puerta de cortina, la cual se abrió en cuanto la chica se quitó en casco y miró a una de esas cámaras.
Nuevamente arrancó la moto y entramos para luego cerrarse esa salida. Dentro apagó el vehículo y ambos bajamos, tomó su mochila y alzó el asiento sacando otra idéntica a la que cargaba, es la mía, me la dio y me dijo que la siguiera.

Pasamos una puerta doble de metal y seguimos por el pasillo hasta que llegar al ascensor. Decir que estoy nervioso es muy poco. La chica parece estar de mal humor, no sé si sólo sea una ladrona o algo más.

¿Y si va a matarme?

—No voy a matarte.

—¡¿Puedes leer la mente?! —me alejé asustado y a la defensiva.

—¿Qué? No, pero es obvio lo que piensas con esa expresión.

—¿En qué estoy envuelto? —el ascensor se detuvo y ella salió haciéndome una señal de que la siga— ¡Oye! ¿A dónde me llevas? —pasamos una puerta y un montón de personas estaban reunidos en esa habitación. Todos de aspectos de pandilleros.

En verdad ¿en qué estoy metido?

—¡Lis! Mi pequeña —menciona con diversión un hombre calvo con toda la pinta de ser motociclista.

—Hola, Roberto —dice ella entregándole la mochila—. Aquí tienes.

El sujeto la toma llevándola a la mesa, donde un hombre de traje se encontra inexpresivo, el señor de nombre Roberto vació el contenido en la mesa y miró burlón al otro hombre, quien suspiró y observó su reloj en la muñeca.

—Menos de media hora —dijo a secas—. Bien, ustedes ganan —sonrió levemente.

—¡Te dije que nuestra Chita lo lograría! —exclamó el hombre con una carcajada.

—¡Un momento! —y yo ya me estaba alterando más— ¡¿Qué demonios está pasando?! ¡¿Qué clase de crimen es esto?!

Todos en la habitación me miraron extraño, parecía que no comprendían lo que acababa de decir o pensaban que estaba loco.
En ese momento los hombres que nos perseguieron previamente entraron a la habitación. Eso era todo para mí, estaba perdido, estaba asustado.

—Lis, ¿quién es este muchacho? —pregunta el hombre de traje que ahora vuelve a estar inexpresivo.

—Un pendejo que me encontré durante el juego —masculló la chica cruzando los brazos.

—¿Juego? ¿De qué estás hablando? —pregunté confuso— Dijiste que fuera contigo si quería vivir —parece ser que soy Don Comedia porque todos se partieron de risa ante lo que dije.

—Lo siento. Siempre quise decir eso —dijo carcajeándose—. Relaja la raja karnal, aquí nadie va a matar a nadie, sólo era un juego entre nosotros.

¿Un juego? ¿Se trataba de un juego? ¿Pero de qué demonios va esto? ¿Quién es esta chica? Aquí empezó mi historia con ella, vino a poner mi tranquila vida de cabeza.

Un camino juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora