Un evento nupcial se llevaba a cabo en la iglesia. Verónica y Alejandro por fin estaban en el altar diciendo sus votos y jurándose amor. Diego y Lissette estaban sentados tomados de la mano viendo el evento a la vez que de vez en cuando se veían con complicidad, dos semanas habían pasado desde que iniciaron su noviazgo, el cual hicieron saber a sus padres y amigos, quienes ni cortos ni perezosos, aprovecharon para hacer burla de ello a ambos, con Sofía estando especialmente feliz.
La hora del beso llegó y todos aplaudieron para celebrar la unión de la pareja, para luego dirigiese a la fiesta de bodas en el patio trasero de la casa de Daniel. Diego seguía de traje, y era quien ejercía el trabajo de fotógrafo en la fiesta. Mientras tanto, las gemelas llegaron a la fiesta después de haberse cambiado sus vestidos que antes eran iguales durante la ceremonia en la iglesia, a otros para pasar en la fiesta. Lisbeth llevaba uno verde con el cabello suelto y bien maquillada.
Ella se acercó al chico para pedirle una foto, la cual, él encantado se lo concedió, sin embargo, aún no veía a Lissette, cosa que la rubia esperaba con ansias, así que una vez su hermana se puso detrás de él, Lisbeth le indicó al joven que volteara y quedara sorprendido al verla con su vestido, con cabello suelto y con su usual labial rojo.—¿Cómo me veo? —preguntó sonrojada. Diego duró un rato en silencio observándola, hasta que se movió para tomarle foto.
—Muy hermosa como siempre —agregó sonriendo.
—Idiota —musitó compartiendo el gesto—. Gracias.
—Bien, ustedes par de tontos —su hermana se acercó a tomar con cuidado la cámara de Diego—. Vayan a divertirse, bailen un rato.
El par no discutió eso y fueron a la pista, riendo y divirtiéndose juntos, bailando juntos y lentos por la música que tocaba, juntaban sus frentes sin desvíar la mirada, regalándose sonrisas tiernas en complicidad.
Al día siguiente, los ahora esposos estaban en la entrada de la casa con maletas listas para ir a su viaje de luna de miel, y se hallaban siendo despedidos por sus hijos.
—Bien, saben a quién y a dónde llamar por si hay problemas —mencionaba Verónica—. Nuestros teléfonos estarán cargados, pueden llamarnos cuando sea. Nosotros estaremos al pendiente de ustedes ¿de acuerdo?
ESTÁS LEYENDO
Un camino juntos
Teen FictionLissette, una chica ruda e impulsiva, amante de las carreras de motocicleta que se ha ganado el nombre de Chita. Diego, un chico tranquilo y precavido, amante de la fotografía. Ambos son diferentes e iguales, una casualidad el encontrarse, el conoce...