—¡Suéltenme! —repliqué cuando dos tipos me obligaron a entrar a una casa, que según tengo entendido, es de Hiena— ¿Qué demonios quieren?
—Ya te dije, jugar un rato —respondió divertido Ángel tomando unas pastillas—. ¿Dónde está Chita?
—En casa.
—Llámale y dile que venga.
—¿Qué? Claro que no.
—Vamos, quiero correr con ella.
—No —lo fulmino con la mirada demostrando mi repulsión hacia él.
—No seas aburrido, y llámala.
—Ya he dicho que no. Y más vale que no le hagan nada a su motocicleta.
—No lo haremos, la necesita para competir conmigo, ahora llámale.
Me quedé callado cruzando los brazos mientras que Ángel sonreía e Hiena permanecía burlón sentado en una silla recostado del respaldar por enfrente. Ángel hizo una seña a dos tipos que me sujetaron de la brazos, yo forcejeaba, pero él dio un puñetazo a mi estómago y luego puso su mano en mi boca tapado también mi nariz, él tenía algo.
—No te voy a dejar respirar hasta que te lo tragues.
Maldición, tragué dejando la pastilla bajo la lengua para tratar de despistarlos, pero él aún no me suelta.
—No te lo has tragado —abrí mis ojos con sorpresa y luego los cerré por la falta de aire—. Hey, mírame. Vamos, trágalo.
No pude más, lo tragué y él me soltó dejando que tomara una bocanada de aire. Luego ordenó a los que me sostenían que también me soltaran.
Lissette
Diego tiene mucho tiempo de que se fue a comprar unas cosas, y me he empezado a preocupar por ello, he estado junto a la ventana viendo hacia afuera esperando a que regrese.—¿No crees que ya se tardó? —dijo mi hermana acercándose a mí.
—Sí. Me estoy preocupando, aunque él vaya lento no debería llegar tarde. Voy a marcarle —saqué mi teléfono y llamé, la línea sonaba y me calmé en cuanto sonó el tono de haber contestado—. Diego, ¿dónde estás? ¿Por qué tardas tanto?
—¡Oh! Chita. Qué bueno que llamas.
—¿Quién es?
—¿Eh? ¿No reconoces mi voz? Soy yo, Ángel.
—¿Ángel? —el corazón se me aceleró en un instante— ¿Por qué tienes el celular de Diego? ¿Dónde está él? ¿Qué le hiciste?
—No le hemos hecho nada.
—¿Hemos? —al fondo se logra oír más voces divirtiéndose— Ángel, ¿dónde está Diego?
—Bien, te lo paso. Diego, amigo, tienes una llamada de Chita.
—¡Lis! ¡Hola! —mi confusión aumentó al escucharlo tan animado, algo definitivamente no está bien.
—Diego, ¿qué pasó contigo? ¿Qué estás haciendo con Ángel?
—Nada malo, linda —rió bajo. ¿Y me ha dicho linda? Él jamás me dice así—. ¿Por qué no vienes? Nos estamos divirtiendo.
—Hey, Chita —Ángel tomó el teléfono de nuevo—. Ya lo escuchaste, ven a jugar con nosotros.
—Hijo de…
—Estamos en la casa de Hiena. ¿Sabes dónde es?
—¿Con Santiago? Sí, ahí voy. Más te vale que él esté bien.
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Un camino juntos
Teen FictionLissette, una chica ruda e impulsiva, amante de las carreras de motocicleta que se ha ganado el nombre de Chita. Diego, un chico tranquilo y precavido, amante de la fotografía. Ambos son diferentes e iguales, una casualidad el encontrarse, el conoce...