Capítulo 17: Arrebato

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Lissette
Estoy en la sección de áreas verdes disponible para el alumnado junto a Fernanda, Camila y Sofí. Les he contado sobre lo que ocurrió con Diego, la verdad no sé qué hacer o qué pensar, digo, que piense que soy bonita no me desagrada, al contrario, creo que me gusta en cierta forma.

—Está claro que le gustas a Diego —sentencia orgullosa Sofí viéndome con ojos rebosantes de brillo.

—No es verdad, saben bien que a él le gustas tú —respondí soltando una pequeña risa.

—Eso era antes.

—Yo también lo creo —añade Camila—. Además, creo que haces mejor pareja con él de lo que harías con Alex.

—Es verdad —dijo Fernanda desviando la mirada—. No lo digo porque me guste Alex, lo digo enserio.

—Descuida —en verdad que me da risa y terneza, se nota lo mucho que ambos se gustan, pero ninguno da el paso—. Igual no puedo corresponder a ninguno. A mí ya me gusta alguien.

—¿El Daniel que mencionaste en la sala de cine? —Sofí preguntó sorprendiéndome, pues no creí que ella lo recordara.

Me sonroje, puedo sentirlo, además ellas me lo hicieron notar, aún así el resto del descanso no fue otra cosa que las chicas haciéndome contarles sobre quién es Dani, pero Sofí estaba empeñada en decirme que tal vez no me había dado cuenta de mis sentimientos por Diego. Ella en verdad cree que los dos terminaremos juntos o algo así.
En fin, al menos no estamos hablando de Lisbeth, los días anteriores querían saber sobre la reacción que tuve con ella, pero sólo pude decirles que tenemos muchos problemas familiares que nos han llevado a ese punto. Ellas son comprensivas y no me preguntan nada más.

×~×~×~×~×

Estamos regresando a clases las cuatro juntas, venía tan divertida que incluso ver a mi hermana no me molestó, aunque me lanzó una risa. Fue entonces que sentí que alguien puso su mano en mi cuello y tiró de mi gargantilla. Me asusté tanto que cubrí mi cuello con las manos por enfrente y pegué mi espalda a la pared para ocultar la parte trasera del cuello.
Un chico me arrebató mi collar y me veía con burla, es uno de los populares de la escuela, integrante del equipo de fútbol que está entre los titulares al igual que Bryan, y también es el novio de Yamileth, quien está allí junto con sus dos amigas que siempre la siguen, ellas tres evitan que mis amigas intervengan para ayudarme.

—¿Qué pasa, muñeca? Me han dicho que eres una gata que sabe pelear —dijo burlón el tipo frente a mí que se acercó y alza mi gargantilla.

—Devuélvemelo —mi voz me traicionó, pues no salió como normalmente lo hace.

Vinieron a molestarme justo con esto, y por la forma en que Lisbeth se río, estoy segura que ella tuvo algo que ver.
Prontamente alumnos se juntaron a nuestro alrededor, estaba cada vez más nerviosa y vaya que se me podía notar.
El chico dejó caer mi collar y se acercó con sus manos recostándolas al lado mío.
Tragué nerviosa, quiero huir pero es claro que no me dejaran, fue entonces que él sujetó mis muñecas encima de mis brazaletes, y me jaló con brusquedad logrando apartar mis manos de mi cuello, me encogí de hombros para seguir ocultándolo. Me apretaba con fuerza y solté un quejido.

—¡Ya basta! ¡Déjenla! —Sofí reclama tratando de pasar, pero Yamileth le frena.

—Con mucho gusto —guasón, el chico me jaló con rudeza a tirarme al piso.

Estaba por reincorporarme cuando noté mis manos y luego subí mi vista al chico, me había quitado mis brazaletes, todos están en silencio, incluso Yamileth, su novio y sus amigas, todos están mirando lo que llevo ocultando desde hace años, las están viendo.

×~×~×~×~×

Lissette se encuentra en el suelo, inmóvil y sus ojos comenzaron a cristalizarse. En el lugar, Diego había llegado justo en el momento en que habían lanzado a la joven al piso y también, logró ver lo que se hallaba debajo de aquella gargantilla y brazaletes.
Algunas cicatrices se avistan en la piel del cuello y muñecas de la joven pelinegra, heridas que ella quería ocultar debido a su pasado.

«Sufrí discriminación en mi propia familia por esa absurda razón» es lo que Diego recuerda al verla.

—Ahora veo porqué siempre usas esas cosas —mencionó burlona Yamileth.

—Vaya, te veías mejor con esto puesto —agregó el novio de la rubia—. Estás fea.

—¿Qué está pasando aquí? —el profesor Andrés llegó con notorio enfado, incluso en ese momento también llegaron los amigos de Diego. Observó a Lissette y al chico con los brazaletes de ella, Sofía y sus amigas explicaron lo que ocurrió habiendo realzado su molestia— Ustedes me acompañaran a la dirección ahora mismo.

Apenas dijo eso y lo siguiente que pasó es algo que ninguno esperaba.

Lissette levantó sus párpados con incredulidad a lo que veía, pues luego de la explicación que Sofía dio, Diego se lanzó contra el muchacho y comenzó a golpearlo con ira.

—¿Qué estás haciendo? —musitó más para ella sí misma.

Nadie intervenida, no porque pensaran que estaba bien lo el joven hacía, sino porque es una especie de shock por ver a un chico que nunca se ha metido en problemas de este tipo, y que nunca había mostrado algún arrebato así. Ambos muchachos se golpeaban, pero Diego era quien más ímpetu tenía al lanzar los acometidos.

—¡Diego! —Lissette fue la primera en reaccionar abrazándolo por la espalda y alejándolo del otro— ¡Por favor! ¡Detente!

—¡Vuelve a ponerle una mano encima y te mato! —bramó enardecido el chico.

—¡Basta! —habló el docente— Diego, usted y la señorita Rivera también vendrán. Ahora.

Lissette se quedó sosteniendo a Diego, pues se notaba la perturbación que el joven tenía, sentía que si lo soltaba se iría de nuevo contra el otro chico, estaba preocupada por eso, y por ello, se aferraba a él.

Un camino juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora