Capítulo 33: No debía de estar

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Lissette
Siento que mi cuerpo está flotando de lo bien que duermo. Había quedado tan cansada por toda la emoción de ayer que no deseaba despertar aún.

—Lis, despierta —pero eso era algo que cierta persona no me iba a permitir.

Me quejé emitiendo un sonido de disgusto desde mi garganta y me di la vuelta a taparme más con la sábana.

—Vamos Lis, tienes que despertar —lo escuché reír mientras me comenzaba a picar mi cabeza con el dedo.

—Quiero dormir, Diego —encogí más mi cuerpo.

—Sí, pero hasta para una ganadora hacerlo hasta las tres de la tarde es mucho. Arriba, te hice el… —se lo pensó un poco antes de continuar— almuerzo.

—Sí —me senté en la cama y Diego se empezó a reír—. ¿Qué?

—Ehm, tu cabello —dijo tapando su boca.

—¿Qué pasa con mi cabello? —miré al espejo de enfrente para darme cuenta de lo que le provoca la risa. Mi cabello lo está hecho como si fuera la melena de un león— Rawr —él estalló de risa.

—Vamos, ponte a comer. Te he traído la comida.

—Qué buen servicio —me acomodé tomando la comida en la cama—. ¿Y nuestros padres? —pregunté empezando a comer— En verdad, si la fotografía te aburre, tienes un puesto como chef asegurado.

—Ja, ja, ja, gracias. Nuestros padres salieron, no me dijeron a dónde, pero me pidieron que me quedara contigo. Tal vez no tarden.

—Ok. ¿Y tú ya comiste?

—Sí, hace poco.

Diego
Estoy esperando a que Lis termine de comer para hablar con ella. Quiero confesarle mis sentimientos.
Sé que está enamorada de Daniel y que no me vaya a corresponder es algo que es evidente, pero tampoco quiero quedarme con esto por dentro, pero también estoy asustado por arruinar nuestra amistad y volver incómoda nuestra relación familiar.

Ha terminado de comer, y se ha sentado más junto a mí sonriendo tan alegre como siempre. Tragué en seco por los nervios que tengo para empezar a hablar.

—Me gus…

—Voy a confesarme a Dani —me interrumpió, la miré sorprendido y ella está sonrojada.

—¿En verdad?

—Sí, y quiero decírselo hoy.

—¿No es muy pronto? Dijiste que querías hacerlo cuando fueras mayor de edad.

—Lo sé, pero ¿para qué esperar una respuesta si va a ser la misma que puede darme hoy? Quizá no me acepte, pero si es como tú dijiste, no será tan malo ser rechazada ¿no? Cuando regrese mamá le pediré permiso para salir en la moto.

—Sí.

Ella se levantó tarareando y yendo a revisar su closet para ver qué ropa se pondría para ir a verlo.
«Yo te había dicho que no me dolió cuando Sofía me rechazó porque en ese tiempo ya me estaba enamorando de ti». Pensaba mientras la veía feliz marcando al número de Daniel para pedirle que le dejara ir a su casa a hablar con él.

—Dijo que me va a recibir, que también hay algo que quiere hablar conmigo.

—De acuerdo.

—¿Pasa algo? Te noto algo raro —me paré frente a ella tomándola como ambas manos del rostro.

—No quiero que llores por si te rechaza, es eso.

—Estaré bien —su sonrisa sólo se hacía más grande y siento que eso me lastima.

Nuestros padres volvieron dos horas después, Verónica parecía algo triste y no dejaba de abrazar a Lis felicitándola por la carrera, tanto ella como mi padre se dedicaban a sonreír. Lis pidió permiso para salir e ir con Daniel, se lo concedieron, me siento mal porque estaba deseando que no lo hicieran… Ella irá en motocicleta antes de la cena.

×~×~×~×~×

Estoy ayudando a Verónica a hacer la comida, mi padre está en su oficina con su trabajo y Lis se fue hace poco para confesarse a Daniel.

—Diego ¿pasa algo? Has estado muy callado.

—No es nada —dije con una leve sonrisa.

—Bueno. Pensé que te ocuparías de hacer pastel de manzana mientras que yo el estofado.

—Lo siento —dejé de picar las cosas recostando las manos en la mesa.

—No, está bien. ¿Qué pasa, Diego? —se me acercó tomando mi cara con gentileza, regalándome su carisma maternal.

—No es nada, en verdad.

—¿Te preocupa que Lis se vaya a confesar a Daniel? —no supe que contestar, ella se empezó a reír—. Es mi hija, y he notado la forma en que ella sonríe con él.

—¿No te molesta?

—Sí me sería raro dado que conozco a Daniel desde hace mucho y además, tenemos la misma edad, pero también es buena persona.

—¿Crees que la acepte?

—Para ser honesta, no. Yo veo a Daniel como el amor platónico de Lis. Y para ser más sincera, creo que ella hace mejor pareja contigo.

—¿Qué?

—Ouh. Te sonrojaste —emitió un chillido burlesco y rió—. Si noto cuando a mi hija le gusta alguien, puedo verlo cuando a alguien le gusta Lis. Tu padre también habló conmigo sobre ti, no quieres decirle nada a ella porque te asusta perder su amistad. Y recuerda que ustedes no son hermanos realmente.

—Gracias —siento mi cara arder.

—Ven acá —ella me abrazó y me hacía cosquillas evaporando esa vergüenza con risa y un sentimiento que hace mucho mi madre había roto—. Ella va a volver triste, así que déjame darte un consejo. Le gusta el atole, es una buena forma de animarla —eso me hizo reír otra vez.

—Sí, gracias de nuevo.

×~×~×~×~×

Lissette
Estoy en mi motocicleta yendo a casa de Dani, hubo un par de conocidos de mi lugar de carreras que me pararon para felicitarme por mi competencia de ayer. Voy un poco tarde y estoy nerviosa por pensar en revelar mis sentimientos, pero estoy decidida. Pensaba aprentando un poco la velocidad cuando veía que la calle estaba desolada.

Todo lo que viví ayer fue como un sueño, algo que simplemente me llena de alegría. Estaba pensando en muchas cosas mientras vi que la luz roja indicaba que la otra calle debía dar el paso a la mía. Así que crucé, pero… esa luz blanca no debía de haber estado allí…

Un camino juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora