Capítulo 49: Resiste

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Antonio
Hay una perfecta noche despejada, ni una sola nube se ve en el cielo, incluso la luz de la luna es más que suficiente para ver afuera y también para que ilumine la habitación en donde me encuentro, viendo que Lissette se está retorciendo por el correr de la electricidad.

—Ya es hora —dije cesando la descarga y acercándome a ella, está muy débil, no la dejé comer nada más después del desayuno.

Retiré su collar y quité las esposas, luego la levanté pasando su brazo por atrás de mi cuello, sentía perfectamente su temblar después de pasar casi una hora dándole toques eléctricos. Bajamos las escaleras y salimos de la casa, la llevaba casi arrastrando y pensé que así seguiría, hasta que empezó forcejear como podía.
Logró soltarse de mi agarre, pero inútilmente trató de huir, pues sus piernas apenas y respondían, así que la tomé de los tobillos y empecé a arrastrarla en dirección al lago mientras ella intentaba agarrarse de lo que fuera en el suelo.

—Al menos admito que tienes mucho entusiasmo —mencioné tomándola de los hombros para voltearla, pero ella me dio un codazo que me hizo sangrar de la nariz—. Demasiado.

—¡Ah! —dio un pequeño grito cuando la tomé rodeando su cintura con los brazos y la lancé al agua. Ella se hundido por unos momentos para luego alzarse tratando de huir, pero la detuve— ¡No! ¡Suéltame! ¡Déjame! ¡Mamá!

—¡Ella está muerta! ¡Tú la mataste!

—¡No es verdad! ¡Fuiste tú!

La puse de cara a mí y así la hundí en el lago, el chapoteo de sus brazos golpeando el agua, sus pataleos sin sentido, sus manos sobre las mías para hacer que las quitara, me provocaban una gran emoción. La alcé un momento haciendo que respirara un poco.

—Arruinaste mi vida, ahora voy a hacer lo mismo contigo —juro habiéndome acercado a su oído a la vez que la tomé por su cuello mientras tosía con dificultad—. ¡Si no puedo tener mi vida de regreso, al menos voy a tomar la tuya! —la devolví abajo con mucho más chapoteo de su parte— ¡Debí haberte matado desde que naciste! —ladré apretando su cuello, vi como poco a poco su fuerza por luchar disminuía, hasta que dejó de moverse— ¿Lissette?

Sus ojos están cerrados, es como si durmiera, y su cabello simplemente yace flotante alrededor de su cara, a veces interponiéndose en la vista a su rostro. Sonreí satisfecho y orgulloso, estaba tan ensimismado en verla así que no sentía nada a mi alrededor.

×~×~×~×~×

Lissette se haya inmóvil dentro del agua, Antonio la mira tan encantado por verla de esa manera sintiendo una gran alegría por ser quien ha llevado hasta a ese punto a la causante de todas sus desgracias. Retiró sus manos del cuello de la menor y la tomó un instante del rostro, acercando el suyo para verla más de cerca sin sacarla del agua. «Descansa, hija mía» se atrevió a decir con burla soltándola a que permaneciera hundida, admirándola así.

Tanto era su ensimismamiento que no escuchó a un par de camionetas que llegaron ni a las personas que bajaron y corrieron hasta él.

—¡Malnacido! —exclamó Roberto con inmensa rabia tomándolo por detrás empezando a golpearlo— ¡¿A tu propia hija?! ¡Debíamos haberte matado antes! ¡Debí matarte en el pasado! —bramó sacándolo arrastrando fuera del lago.

—¡Lizy! —la gemela era sostenida por su novio.

—¡Hija! —Veronica corrió hasta a Alejandro quien sacaba a la chica del agua.

—Debiste —escupió en sorna Antonio a Roberto—, pero no lo hiciste. Y debo darte las gracias a ti.

—¿Qué?

—No quisiste que tú y tus amigos se metieran en problemas, alegabas por una forma pacífica y mira como resultó. Golpeé mucho más a Lissette cuando era niña, maté a su madre y ahora ¡mírala! ¡A ella también la maté! —Roberto volteó a ver como Sara, que es enfermera, daba compresiones a la joven e intercambiaba a respiración boca a boca que Alejandro le daba— Tu queridísima Lissette está muerta —añadió guasón riendo de la misma forma.

—¡Cállate!

Roberto comenzó a golpear con fuerza en la cara a Antonio, no le importaba ni siquiera que se estaba lastimando él también sus puños. El padre de Daniel lo detuvo antes de que lo matara, sin embargo, Antonio ya estaba muy mal herido, y Roberto se levantó para acercarse a los demás que estaban junto a la joven. Shark abrazaba a Lisbeth, Daniel sostenía a Verónica, y Diego, él sostenía la mano de Lissette mientras lloraba viendo como su padre y Sara trataban de reanimarla.

Diego
Lis fue sacada del lago inconsciente y sin respiración, no sabemos por cuánto tiempo lleva así, mi padre le está dando respiración boca a boca y luego Sara cambia a compresiones en el pecho. Roberto estaba golpeando salvajemente al padre de Lis.

Realmente no me importa si lo mata, ojalá lo haga. Me arrodillé junto a Lis a tomarla de la mano llorando y rezando por qué despierte.

—Lis, por favor, abre los ojos. Vamos, mi vida, no puedes rendirte —besé su mano mientras yo temblaba aterrado.

Pronto escuchamos los sonidos de sirenas de patrullas y ambulancias, llegaron los oficiales para arrestar al maldito que le hizo esto a Lis, los paramédicos llegaron a atenderlo tanto a él como a ella, y Sara priorizaba la atención a Lis, estaban haciendo todo por reanimarla y yo me sentía tan impotente porque no podía hacer otra cosa más que rezar.

No sé el porqué recordaba la conversación que tuve con Lis cuando le pregunté si soñaba con casarse, pero en ese momento deseaba poder llegar a hacerlo, deseaba pedirle su mano, deseaba tenerla conmigo.

Despierta, por favor, Lis, te amo.

Un camino juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora