Puertas de hospital abiertas abruptamente por Diego siendo seguido por su padre y Verónica.
—¡Lissette Rivera! ¡¿Dónde está?! —dijo con impaciencia a la enfermera.
—Diego, cálmate —mencionó Alejandro sosteniendo a su hijo.
—Señorita —habló Verónica llorando—. Lissette Rivera es mi hija. ¿Qué pasó? ¿Dónde está?
La enfermera señaló a un doctor quien fue el que la atendió, y rápidamente se dirigieron desesperados con él.
—Tranquilos, ella ahora mismo está estable. Sin embargo, necesita transfusión sanguínea. Estábamos por averiguar su tipo, pero si ustedes lo saben sería más fácil.
—Ay no —Verónica se alarmó, Alejandro la sostuvo—. Ella es O negativo, díganme qué tienen por favor.
—Escuchen, tenemos una unidad. Pero necesitará más, buscaremos en bancos y preguntaremos a otros hospitales, pero si conocen a alguien que pueda donarle. Tráiganlo.
Fue lo que les dijo el médico ante de que les permitieran pasar a verla. Ellos entraron a la habitación donde la joven se encuentra recostada con moretones, raspones, una pierna y un brazo enyesados, y, conectada a monitores para revisar sus signos, ella está inconsciente por el sedante.
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En la casa de la familia de Antonio, todos excepto él, cenan reunidos en la mesa, el programa de televisión que veían fue interrumpido para dar una noticia de última hora dónde reporteros se hayan en la escena.
Una accidente automovilístico dio lugar cuando un auto ignoró una luz roja yendo con velocidad e impactando a un motociclista que cruzaba su turno, el agresor ni siquiera se detuvo y continuó huyendo. Las imágenes de las cámaras enfocaron las partes destruidas de la motocicleta.
Lisbeth veía la noticia sin dejar de prestar atención incluso habiendo detenido el comer. Los demás aunque la veían, poca importancia le daban.
—Sí, hemos confirmado la identidad de la víctima —informa uno de los presentadores de la cadena—. Se trata de una joven de dieciséis años de nombre Lissette Rivera, quien hace poco, precisamente el día de ayer, fue ganadora del segundo lugar en una carrera de motocicletas.
La menor de la familia se levantó con incredulidad al ver la imagen de su hermana en la pantalla.
—Es una lástima que después de una celebración que posiblemente tuvieron por su logro, ahora se vea opacado por un conductor imprudente —decía su compañera en el estudio.
—Efectivamente, y se nos informa que esta chica necesita una donación de sangre tipo O negativo, el cual es un tipo difícil de encontrar.
Los presentadores dieron la información sobre en qué hospital se encontraba y siguieron con el seguimiento de la noticia. El corazón Lisbeth empezó a acelerarse con premura, mucha más de la que hace poco tenía sin saber la razón.
—Vaya, al fin tuvo lo que se merecía —dijo su abuela satisfecha.
—Espero que se muera —agregó su abuelo. Ambos, hablando con total normalidad y calma.
La joven los volteó a ver sintiéndose extraña, aunque para ella era normal oírlos hablar con reacio hacía su hermana, esta era la primera vez que algo le era distinto.
Fue entonces que se escuchó el sonido de un auto entrando al garaje, su padre había llegado y Lisbeth fue quien salió por la puerta con que la casa conecta. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver que la parte de enfrente del vehículo estaba casi deshecho.
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Un camino juntos
Teen FictionLissette, una chica ruda e impulsiva, amante de las carreras de motocicleta que se ha ganado el nombre de Chita. Diego, un chico tranquilo y precavido, amante de la fotografía. Ambos son diferentes e iguales, una casualidad el encontrarse, el conoce...