Lisbeth
Mi padre cerró la puerta en la cara a esa señora, que tengo entendido, fue quien adoptó a Lizy. Miré a mi brazo y vi que mi padre me dejó un poco marcada la presión de su mano.—Imbéciles —mencionó con desprecio en su hablar mientras volvía arriba.
—¿Fuiste tú quien la atropello? —hice esa pregunta con el temor de recibir la respuesta que supongo en el interior, ya sabía.
—¿Y qué si lo hice?
—¿Por qué?
—¿Y a ti qué te importa? Siempre la hemos tratado así, tú no fuiste diferente —se acercó de nuevo a mí, estaba muy cerca—. ¿O acaso ya olvidaste todas esas veces que te di permiso de colocarle una cadena en su cuello?
—Eso…
—Eso es lo que te divertía ¿no? —sonrió con vil burla tomando mi cara con una mano— Lisbeth, siempre supe que esas travesuras que hacía Lissette, en realidad las cometías tú. Como aquel jarrón que rompiste a los seis años y de lo cual, culpaste a tu hermana.
—¿Si lo sabías por qué la castigabas a ella?
—Porque me gusta aprovechar el momento —su sonrisa maliciosa era notoria, no, ni siquiera la quería ocultar—. Es sencillo, a Lissette no la quiero, me da asco.
—Es tu hija —me está asustando.
—¿Y?
¿Y? ¿Esa es su respuesta?
«¿Estás ciega o no quieres ver la locura de esa familia podrida?» ¿Por qué recuerdo esas palabras de Lizy?
Miraba a los ojos de mi padre, a él en realidad no le importa lo que le pase a ella, esa frialdad con la que habla sobre Lizy, me está dando mucho miedo.—Escúchame bien, Lisbeth —llevó su mano a mi mejilla acariciándola con su pulgar—. Si me entero que tratas de ayudar a esa idiota. La que va a reemplazar el lugar que ha estado vacío desde que tu hermanita se fue, serás tú.
—¿Qué?
—Has visto como le quedaron sus cicatrices ¿no? Al menos las de su cuello y muñecas. ¿Pero recuerdas las de su espalda cuando se bañaban juntas? Ah, es verdad, tú dejaste de hacerlo porque no querías ver sus heridas ni escucharla quejarse cuando tenía que lavar su cuerpo con las marcas recién hechas.
—¿Serías capaz de hacerme eso?
—Lissette es mi hija también. Y si se lo hice a ella, no creas que me va a importar hacerlo contigo para que aprendas a obedecer —dio un pequeño empuje a mi cabeza.
Él simplemente se dio la vuelta y se largo a su habitación.
Yo fui a la mía y me senté en la mesa con el gran espejo que esta tiene con focos a su alrededor.
Me miré en él, mi mente está hecho un lío. Dijo que me haría lo mismo que a mi hermana.En ese momento lo recordé… Siempre veía a papá como le pegaba, veía como ella sufría… como lloraba… como suplicaba… No quería que me hiciera lo mismo, así que comencé a herir a Lizy también, para que mi padre viera que yo podía hacer lo mismo y así, salvarme de recibir los mismos castigos que él le daba… Yo huí… la abandoné… porque tenía miedo de ser igual que Lizy…
¿De qué me sirve ahora?
×~×~×~×~×
Es lunes, estoy en la escuela esperando a que las clases empiecen. Desde ayer no he logrado dormir ni comer bien, ni siquiera he querido ver la televisión o mis redes sociales, a cada momento encuentro una noticia sobre su accidente o pidiendo donación de sangre.
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Un camino juntos
Fiksi RemajaLissette, una chica ruda e impulsiva, amante de las carreras de motocicleta que se ha ganado el nombre de Chita. Diego, un chico tranquilo y precavido, amante de la fotografía. Ambos son diferentes e iguales, una casualidad el encontrarse, el conoce...