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Se encontraba tiritando, era viernes, de noche, los mejores días del comercio sexual que ejercía su madre.

Era incomodo quedarse en la habitación, prefería vagar por allí hasta que dieran las 4 de la madrugada, total, jamás le han dicho algo por sus horarios de dormir.

Lo triste no era hacer tiempo por allí, de hecho sería bastante entretenido para alguien de 12 años, lo triste era vagar sin rumbo, solo.

la soledad siempre ha sido un arma de doble filo, cual te vuelve loco y quita cada pedazo de cordura con muchísima morbosidad,

Hay cosas que a los 12 años, Richard entiende y no debería.

La melancolía lo trae hasta el puente cercano, con la temprana tendencia a hacer cosas peligrosas los pies no dudan en subirse a la baranda y recorrerlo desde allí, sin temor, pero tampoco con ganas de saltar, aunque demoraba poner su pie en la baranda nuevamente.

Los bares se veían a esa distancia, los letreros led eran muy cegadores, pero era la única manera de fomentar la economía.

Era un lugar desagradable, esos poblados asquerosos donde las maquinas abundan y los arboles son cosa de un bosque para tener sexo y posiblemente botar gente abusada.

desagradable olor a maquinaria, cerveza y tierra.

En medio de la baranda se agacha y se dispone a sentarse , colgando sus pies.

La mirada se le pierde y el corazón le pesa.

Son esas noches de nostalgia, donde no sabes porque te sientes triste, pero lo tienes que estar, sino duele más al día siguiente.

le da impotencia no tener a nadie con quien hablar.

Las luces de la policía entran en su visión, escucha el auto estacionarse.

-¿Nuevamente aquí, niño? .- Siempre la gente le ha visto vagar por las calles pero a nadie le preocupa, solamente a aquel policía que lo ha detenido por robar cosas de la tienda cuando tiene hambre.

Se apoya a su lado en las barandas, entregando un vaso desechable con café.- ¿Quieres?

con ambas manos toma el vaso, un café para el frío era el mejor remedio, sus manos estaban con las yemas rojas, hasta dolían un poco.

El policía que era bastante viejo; fue por algo más al auto.

un vaso más para él y unos pedazos de Schokoladenbrot.

-Los hizo mi hija, pruebalos.- Eran los primeros dulces tradicionales de su vida.

El hombre mayor se quedó en silencio a su lado mientras comían, no sabía si podría sacarle palabras a Richard.- Niño,¿ porque siempre estás solo? ¿Pasa algo en tu casa?

Con la cabeza asiente, no iba a ocultar lo obvio, era estupido.- ¿Y te puedo ayudar?

Esta vez niega.

-Almenos ¿quieres decir que pasa?.

-Mamá es prostituta.

Sonando en seriedad, con esa voz que parece un susurro del viento, con la misma cantidad de frialdad que transmite el invierno tuviera voz.

La charla acaba en ese minuto.

No tienes nada que decirle a un niño que su situación familiar es mala, porque él no conoce un mundo más allá de lo que le han mostrado sus padres, palabras como esperanza o bienestar son cosas que debes presentarles o estarán más que confundidos para llevar a cabo la interpretación.

Merezco algo mejor -   ~Chrischard / Tillchard~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora