Merezco algo mejor - ~Chrischard / Tillchard~

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“-¡Suéltame, me haces daño, imbécil.- La fuerza en sus momentos de ebriedad era bastante descomunal, en cierta manera estaba hecho trizas, solo quería marcharse, estaba con sus ojos llorosos, hinchados. Su voz quebrantada y raspada por los gritos cuales en un inicio había lanzado en el ataque que sufria, en completa rabia y agonía.

Richard sabía bien que estando allí a su lado nada de esto le haría bien, pero siempre era igual, Algo le hacía Till, se encerraba y luego los besos volvían.

Esta vez ya no aguantó más, se quería ir, quería salir de ese departamento en el cual conviven, no importa que fuera de Till y no tuviera donde llegar, el daño en estas paredes le a jugado bastante en contra para pensar en algo más para herir su frágil mente.

-Siempre montas escenas, puta reina del drama.- Estaba ebrio pero por mucho que fuese así estaba enojado. En sus momentos de ebriedad e innumerables amigas llegaban con él a casa.

Si era cierto que jamás le vio a alguien a su lado en plena desnudez, pero la autoestima tan baja de Richard para cuando encontró el amor en el llegó a un momento de miedo a perderlo, celos si, pero  ninguno sabe como llevar las cosas, ambos de temperamento fuerte, solo llegaban a los golpes.

Discusiones del dia a dia del porqué Richard pasaba mas en la universidad tecnica que en casa, constantes quejas de Till de que quería estar todo el dia a su lado, pero ciertamente Richard tiene una vida al menos un poco más formal que la de Till cual se mantiene de la caridad de su madre en bastantes ocasiones.- Tú no irás a ningún lado, eres mio.

-No soy tu mascota.- Siempre le a molestado bastante que le miren por un objeto, desde que vivió con su madre y aprendió que mucha gente se pone dueño y valor por él mismo.

Sus manos suelen ser resbalosas por la constante crema de manos que suele usar, eso en cierta manera dificulta siempre los agarres de Till.

agarra lo primero que hay a su alcance, y está esparcido por muchos lugares, ceniceros vuelan a la cara del más fornido, lo suficientemente fuertes para que le abran una herida en la frente. Caen al piso generando estruendo en su oídos.

Terrorífico se ve, sus ojos le miran con rabia, la sangre juega con la imagen y es bastante difícil de hacer un quite al miedo, la droga y el alcohol hacen evidencia de su consumo.

Por mucho que peleen a nadie hace nada, “son dos hombres”, no hay importancia si se matan el uno al otro, nada se puede hacer en una pelea de parejas, es en la manera que todos sus vecinos piensan.

Nadie está a favor de ayudar, y la mente de Richard se nubla, sabe que lo más malo puede estar por pasar, tiene tanto miedo a morir, no conoce para nada a Till, menos en estas condiciones, pero no puede limitarse a ser un cobarde, cuando se a considerado uno toda la vida.

Es un gatito asustado, trata de zafarse de él, tiene miedo, muchísimo.

Es un momento en donde llega a la cocina después de esquivarlo, le lanza todo lo que ve a su paso, a ser gran arte loza y vidrio si le hace daño, pero la cocaína está actuando a el favor de Till, sabe lo que viene, ya a pasado en veces anteriores, pero nunca con tantas sustancias ilícitas en su cuerpo.

-!Tu, Jamás me dejarás¡.- Un beso lo suficientemente fuerte para romper los labios de Richard creano un río de lágrimas y sangre cayendo desde los bordes de su rostro.

Sus largos cabellos rubios son tirados con fuerza, una bastante grande; es bestial.

Le ha hecho caer al suelo, donde se encuentra la loza rota, los vidrios alcanzaron a incrustarse en partes de su cuerpo, le ardía, sentía tanto dolor en estos momentos que los gritos para poder liberar algo en él eran tan fuertes, cualquiera pensaría que le están matando, pero a nadie le importa.