❝𝖭𝗂𝗇𝗀𝗎𝗇 𝖺𝗓𝗎𝗅, 𝗇𝗂 𝗌𝗂𝗊𝗎𝗂𝖾𝗋𝖺 𝖾𝗅 𝖽𝖾𝗅 𝖼𝗂𝖾𝗅𝗈 𝗈 𝖾𝗅 𝗈𝖼𝖾𝖺𝗇𝗈 𝗌𝖾 𝖼𝗈𝗆𝗉𝖺𝗋𝖺 𝖼𝗈𝗇 𝖾𝗅 𝖽𝖾 𝗍𝗎 𝖼𝗈𝗋𝖺𝗓𝗈𝗇, 𝖲𝗎𝗇❞
𝐘𝐀𝐍𝐆𝐘𝐀𝐍𝐆 ¦ Estaba confiado de que sus planes no podían fallar pero encontrarse con al...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Jefe!
Me di la vuelta al oír la voz de Dongsun pero lo que menos me esperaba era recibir un golpe en la cabeza por parte de la peli gris que había saltado cual ninja a mi dirección.
—¿Puedo saber por qué me atacas?—la miré algo asustado y con mi mano cubriendo mi nuca.
—¿Por qué? No hay porque—se encogió de hombros, rodé mis ojos comenzando a caminar hacia la biblioteca—Te he traído un sandwich que yo misma hice, supongo que no has comido aún—me gire hacia Dongsun quien me extendía una bolsa de papel.
—No, de hecho no—afirme tomando la bolsa de sus manos—Tomaré esto como una disculpa por tu salvajismo—señale la bolsa y la vi sonreír colocando sus manos en sus bolsillos.
—¿Entonces me quedaré a ayudar a tu amigo con su inglés? ¿Alguna indicación extra?—me miró con curiosidad mientras subíamos los pequeños escalones.
—No, Yukhei no es muy intenso como otros—recalque mirándola directamente para que captará la indirecta hacia su persona—Solo ayúdale, es todo, no pido mucho—suspiré abriendo la puerta de la biblioteca para que ella pasara.
—Como diga, jefe—Dongsun puso su mano en su pecho de manera servicial y empujó la puerta por mi para que yo pasara primero.
Debo admitir que me siento como la primera dama y la verdad no está nada mal.
Dongsun me siguió hacia la ruta que daba siempre para encontrarme al mayor en las mesas de estudios disponibles en el segundo piso, la chica a mi lado parecía estar viendo hacia todos lados aunque de una manera discreta y rápidamente abriendo cualquier puerta por mi aunque no se lo pudiera. Por fin llegamos hasta allá donde pude ver al chico frente a su computadora con algunos papeles de la escuela a un lado.
Si algo me había dicho él mismo era que la universidad no era tan complicada a menos que no te molestara no dormir nunca por hacer los trabajos.
Pero yo ya estaba acostumbrado a ese estrés.
—Yo, Wong Yukhei—alcé la voz con cuidado de no ser atrapado por la bibliotecaria o molestar a alguien más.
El chico se quitó los audífonos y me sonrió ampliamente como tenía por costumbre.
—Yo, Wassup, man—alzó su mano para chocar los cinco y hacer el saludo de siempre mientras Dongsun se detenía a mi lado.
—Yo, Lee Dongsun—me giré hacia la chica con una cara de disgusto, Lee solo alzó su mano con una sonrisa esperando ser recibida por alguno de los dos.
Solo le daré puntos por entusiasmo, nada más.
La pobre murió ignorada por mi mirada que la obligaba a bajar la mano y Yukhei que me miró a mi pidiéndome explicaciones de la repentina aparición de la extraña de cabello platinado.