Capitulo 17:Suena tan fácil pero no creo que logre serlo

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Lizzie

Despierto y siento como si un camión me haya pasado por encima. Intento incorporarme en la cama, pero un dolor punzante se instala en mi abdomen y me hace volver a recostarme. Miro a mi alrededor, todo es blanco y un insistente sonido hace eco en la habitación, miro hacia el origen de este y me encuentro con un monitor de signos vitales, lo que me hace comprobar que sí, que me encuentro en un hospital. Mi lugar menos favorito.

― ¿Qué hago aquí? ―pregunto para mí. Y empiezo a hacer memoria, solo recuerdo haber estado en el Starbucks con Mía y Andrew y de pronto solo eran gritos, fuertes estruendos, cristales rotos, yo en el suelo y mucha sangre. ¿Un tiroteo? ¿A medio día? ¡Dios! Mis amigos ¿Dónde están? Solo espero que estén bien, que no les haya pasado nada.

La canción de Linkin Park, In the end empieza a sonar en la habitación. Volteo hacia la mesita y veo que la pantalla de mi teléfono se ilumina, apareciendo una llamada entrante de un numero privado. Se me hace raro, sin embargo, lo alcanzo como puedo colocándome una mano en el abdomen y aguantándome la ligera molestia que hace presencia.

― ¿Si? ―respondo.

― Vaya, así que sigues viva. Que lastima creo que falle― dicen al otro lado de la línea.

― ¿Qué? ¿Quién habla? ―pregunto.

― Oye, no rompas mi corazón. ¿Tan rápido te olvidaste de mí? Olvidaste siete meses de noviazgo, llenos de viajes juntos y la navidad que pudo haber sido la mejor que todas pero que tu arruinaste, como arruinas todo.

―Jayden―digo con un ligero temblor en mi voz.

―Eso es nena, yo extrañaba escuchar mi nombre de tus labios...―comenta.

― ¿Qué diablos quieres, Jayden? Déjame en paz ―le grito, pero el dolor se hace más presente en mi abdomen, que hasta creo que él lo alcanza a notar.

―Mi amor, es mejor que no hagas esfuerzos ―dice a manera de burla― Y respondiendo a tu pregunta, me arruinaste la vida Lizzie y quien se mete conmigo, pierde. Así que cuídate, porque el próximo tiro no fallará. ―corta la llamada.

― ¡Maldito! Hasta cuando me dejará de molestar. ―tiro el teléfono al piso.

Hasta el estúpido aparato de signos, se descontrola en el sonido, siento revuelto el estomago y como puedo me retiro el brazalete que se encuentra alrededor de mi brazo. Bajo de la cama, camino un poco agachada con la mano en el abdomen y logró llegar al baño justo a tiempo para levantar la tapa del váter y vomitar. Con una mano me sostengo el cabello y la otra la apoyo en el váter, solo espero que no entre nadie porque siempre he odiado que me vean en está situación tan vergonzosa y asquerosa.

Termino y me levanto con todo el cuidado que me es posible, me lavo las manos y la boca. Y cuando me miro en el espejo, me llevo un susto de muerte. Estoy realmente pálida, parezco un muerto viviente en la noche de Halloween, pero eso no es todo, una enorme mancha roja se hace presente en la bata blanca de hospital. ¡Demonios! La herida se abrió y como no si casi expulso hasta mi alma en aquel váter. Decido caminar poco a poco hasta la cama para oprimir el botón de emergencia o como sea que se llamé, pero me siento demasiado débil y empiezo a escuchar ruidos muy lejanos como si estuviera metida en un hueco. Logro ver una silueta de camisa oscura y jeans que aparece por la puerta, pero luego todo se vuelve oscuro.

― ¡Lizzie! ―es lo último que consigo escuchar.

Despierto y me doy cuenta que vuelvo a estar en la bendita cama. Intento incorporarme, pero alguien me detiene, una enfermera de la edad como de mi madre.

Mi  intención era olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora