Capítulo 24: Una bola de nieve lucha por asfixiarme

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Lizzie.

Me despierto un poco tarde en la noche, no sé ni qué horas son. Esa llamada con Seth en vez de dejarme un poco más tranquila o me motivara a seguir con este absurdo plan adelante, me ha dejado un tanto enojada y debo reconocer que también un poco celosa, porque bueno, soy humana y amo al tonto de mi primo, quisiera estar con el ahora mismo, huir juntos si fuera ese el caso, pero o es posible, él está con su familia yo solo soy alguien más que se ha interpuesto en su camino y que quiera o no; también ha traído problemas a su vida. No lo digo por Steve, el es un pequeño que ni siquiera es culpable de nada, no merece la situación que le ha tocado, pero algo que si es cierto es que el destino le ha mandado al mejor padre de todos. Seth, a pesar de que en sus planes no estaba ser padre, ahora lo es, y pienso que es una de las grandes situaciones de la vida que te marcan y te hacen ser mejor para esa personita a quien ahora tienes que cuidar, le tienes que dar un buen ejemplo y muchas veces buscas hacer lo correcto y ser mejor persona para aquel pequeño que ahora tiene su vida, es por eso que no lo juzgo por las decisiones que ha tomado, ha sido lo mejor para la situación.

Mientras Jayden este suelto con toda su gente no hay seguridad para que estemos nosotros juntos, si nos encuentra seremos blanco fácil y no solo se vengará de mí, sino que también se desquitará con Seth, porque a fin de cuentas un motivo grande para dejarlo, fue la repentina cercanía que empezamos a tener con Seth, pero también la culpa total fue de Jayden por sus mentiras, su maltrato y su estúpida actuación de chico bueno, caí como tonta pero ya no pienso hacerlo más. Debo ser madura con está situación, porque no solo mi vida está en riesgo también mi familia, si un error mío pone en riesgo a personas que no tienen nada que ver con esto, creo que quedará en mi conciencia.

Decido terminar con mi actitud y bajar para disculparme con Andrew por haberme comportado como una niña caprichosa a la cual sus padres le han dicho que tiene que abandonar a sus amigos y su novio, por una mudanza a otra ciudad en un nuevo trabajo de ellos, así tal cual creo haberme portado una vez llegamos a esta cabaña. El tratando de protegerme y yo haciendo su trabajo aún más estresante, creo que no es justo ni con él ni con nadie.

Bajo las escaleras y no escucho voces de ninguno de mis amigos, tampoco se me hace muy raro por la poca tolerancia que se tienen cada vez que alguno de las dos hablan, siempre terminan insultándose o soltando frases irónicas, sin embargo, algo que tampoco se puede negar es que es la tensión sexual y hasta romántica, que más de uno hemos notado entre ellos aunque se niegan a admitirlo, pero sin querer lo compruebo cuando me faltan algunos pasos para llegar a la cocina escucho ruidos un poco extraños y cuando me asomo sigilosamente a la cocina encuentro a mi mejor amiga atrapada entre la nevera y el cuerpo de mi mejor amigo, se están besando como dos adolescentes en un callejón, están bastante ocupados así que decido dar media vuelta sigilosamente y dejarlos solos; pero lastimosamente como soy un tanto torpe y con todo los medicamentos que he tomado pues más, me tropiezo haciendo caer uno de los cuadros en un estúpido intento de sostenerme de la pared.

―Mierda. Lizzie―susurra Mía― ¡Quítate, quítate! ―chilla.

― ¿Lizzie? Ya te iba a ir a despertar, porque Mía estaba calentando tu comida ―se asoma Andrew hacia el pasillo.

Calentando otra cosa, será.

―Vaya, parece que han tenido tiempo de conocerse mejor y hasta mezclar sus ADN―me río sosteniendo mi estomago con una mano debido a la herida que aún punza sobre mi abdomen.

― Lizzie, no empieces―me advierte Mía.

― No intentes hacerme cambiar de opinión, lo que vi es muy claro. Y por favor si se van a poner en esas por favor apaguen la estufa, sabía que eras mala cocinando, pero no tanto, amiga―bromeo.

Mi  intención era olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora