Capítulo 22: Solo soy la chica que se enamoró de su primo...

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Lizzie.

Y cuando pienso que será el fin que aquí terminaremos todos, mi amiga, Mía como siempre me sorprende y como muchas otras veces, esta es para bien. Mientras los sollozos de la gente que están agachados en el piso inundan el silencio, mi amiga en un movimiento rápido coge su brazo y lo direcciona hacia arriba, luego lo golpea contra la pared más cercana y logra que suelte el arma, lo empuja haciendo que el hombre caiga contra una mesa golpeándose la cabeza, rápidamente levanta el arma y le apunta.

― ¡Maldita zorra! ―le grita el hombre desde el suelo.

Mi amiga no desaprovecha la oportunidad y le lanza un puntapié en medio de las piernas, tan fuerte que probablemente haya sentido que se le subieron hasta la garganta.

―Dame una razón más y te juro que está vez te disparo―le grita.

Rápidamente vuelvo hacia donde Andrew, que está tratando de incorporarse, paso mis manos por su pecho en busca de alguna herida sin embargo cuando abro su camisa, creo que el aire vuelve a mis pulmones cuando observo que tenía el chaleco de protección bajo la camisa negra de botones.

―No vuelvas a asustarme de esa forma, tonto―le digo mientras lo abrazo.

―Lo siento, siempre uso chaleco debajo por situaciones así. Pero me golpee en la cabeza, eso fue lo que me dejó fuera de combate. ―me explica.

―Si señor agente, espero que ese golpe no te haya vuelto más estúpido que lo que eres. Pero sigo aquí, haciendo tu trabajo así que dime, ¿Qué hacemos con él?

―Preferiría volver a quedar inconsciente que escuchar a esta insoportable―dice entre dientes― Muy bien―dice levantándose― Felicitaciones, Mía lograste demostrar que si sabes cuidarte sola. Okey, esto es lo que haremos; llamaré a la policía del condado para que lo procesen, mientras ustedes dos salen por la puerta de atrás y se esconden mientras yo termino aquí.

Se agacha al nivel de tipo, saca las esposas del pasador trasero de su pantalón y se las coloca. Lo mira con reproche y finalmente le habla.

―Cuando quieras matar a alguien, no falles el tiro, va directo a la cabeza para mayor efectividad y bueno creo que el resto ya lo recibiste de la chica aquí presente―dice indicando a Mía.

Se levanta y llama a la policía quienes prometen mandar una patrulla de inmediato, en efecto llegan pronto lo que hace que el otro auto donde estaban los tipos arranque de inmediato, nosotras como no estamos hechas para obedecer ordenes nos quedamos adentro del restaurante mientras Andrew saca al tipo hacia la patrulla cruza unas palabras con la policía y vuelve a entrar.

―No les dije que salieran por la puerta de atrás―nos reprocha.

―Y no te dije que yo no obedezco lo que me digas―contraataca Mía.

―Ya chicos, no peleen más. Tenemos que llegar a nuestro destino pronto, no sabemos si los agentes y quien los está controlando darán con nosotros.

―No lo creo, los agentes están preparados y seguramente sabrán manejar la situación. Lo primordial es proteger nuestra ubicación.

Aún sigo sintiéndome algo impotente por no poder haber hecho algo por la camarera, esa chica tendría maso menos mi edad, seguramente trabajaría para pagar sus estudios, con la esperanza de algún día salir de este pueblo o tal vez querría ayudar en su casa, algún familiar enfermo, nunca lo sabremos, solo se sabe que el único pecado de la chica es haber estado en el lugar correcto en el momento equivocado y morir a manos de un maldito desgraciado, que en un principio me quería era llevar a mí... no lo sé. ¿Es culpa mía? ¿Estoy poniendo en riesgo a Andrew y Mía al estar conmigo?

Mi  intención era olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora