Capítulo 16: Es un pequeño guerrero...

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Seth

He perdido la noción del tiempo, no sé cuántas horas han pasado desde que ingresaron a Lizzie a cirugía, pero supongo que demasiado porque el sol está próximo a ocultarse. Mía llegó un poco más tarde de lo que había dicho, al parecer por declaraciones y papeleo en la policía respecto al tiroteo en la cafetería, no pude ponerle mucha atención. De Nicole tampoco me han dicho mucho, solo se que no ha despertado y al parecer tuvo contracciones que después pararon, sin embargo, me dijeron que si se presentaba algo más tendría que someterse a una cesárea de emergencia.

―Toma―es Mía que me ofrece un vaso de café y un croissant en una bolsa de papel― Necesitas comer algo―me recuerda.

―Gracias― lo recibo y doy dos sorbos al café. La verdad es que no tengo hambre, necesito saber que pasa con Lizzie y también con Nicole. Por supuesto también, con el bebé.

Mía toma asiento a mi lado y se instala un momento de silencio hasta que finalmente decide hablar.

―No te preocupes, Lizzie es la chica más fuerte que conozco y sé que saldrá de esta.

Asiento con un movimiento de cabeza.

―Familiares de Nicole Porter― habla una enfermera a los de la sala de espera.

Por un momento pensé que tendríamos noticias de Lizzie, pero no es así es de Nicole y no sé si eso me hace una mala persona o qué, pero no me produce tanta emoción como si me fueran a dar noticias de Lizzie.

―Nosotros, bueno él es su esposo―responde Mía, por mí. Al parecer me he quedado sin palabras, Madeleine también se acerca, me había olvidado por completo de ella, luego de que su teléfono interrumpió el momento perfecto para que dijera todo lo que sabe.

―La paciente despertó sin embargo estaba desconcertada, asociada a la contusión cerebral por el golpe en la cabeza que recibió. En cuanto el bebé, cuando llegó había movimientos del bebé, sin embargo, posteriormente se descubrió desprendimiento de placenta, por lo tanto, hemorragia. Por lo que tuvimos que realizarle una cesárea de emergencia...

― ¿Pero el bebé está bien? ―me apresuro a preguntar― Aún le faltaba tiempo para nacer y...

―No sé preocupe, el bebé está bien. ―me regala una sonrisa―Es padre de un lindo hombrecito, solo necesita cuidados especiales por haber nacido antes de tiempo. Pero estará bien. ¿Quiere verlo? Lo puedo llevar ahora si gusta. ―propone.

Miro a Mía y vuelvo a mirar a la enfermera. Me siento entre la espada y la pared, quiero estar aquí por si hay noticias de Lizzie, pero también quiero ir a ver al bebé, a mi hijo. Lo será hasta que se demuestre lo contrario.

―Seth...―se acerca Mía y me toma de la mano― Se lo que estás pensando, pero está bien. Es tu hijo, si Lizzie despierta lo entenderá perfecto. Y yo te avisaré si tengo noticias, no te preocupes, ve. ―me anima.

―Gracias―aprieto su mano y me dirijo a la enfermera― Lléveme a conocer a mi hijo.

Al llegar a la sala de recién nacidos de cuidado especial, veo por la ventana varias cunas cubiertas con una especie de caja de cristal que tiene dos grandes agujeros a cada lado. La enfermera me hace colocar una bata, guantes y cubrebocas antes de ingresar al lugar. Primero entra ella, yo la sigo hasta que se detiene en una de esas especies de cunas donde se encuentra, una criatura muy pequeña, tan frágil y delicada, con un gorro de lana azul. Está perfectamente dormido, aunque con una pequeña cánula de oxigeno en su nariz, lo acaricio suavemente por encima de la manta, incluso casi me gana el sentimiento.

―Es tan pequeño...―comento.

―Tuvo algunos problemas para respirar, por eso tiene el oxigeno sin embargo ahora está bien. Es un pequeño guerrero.

Mi  intención era olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora