El Clan Kazirga

Despedida

Si aceptas: Serás mía, de nadie más y lo que te prometí cuando estabas en mi poder, sé que lo recuerdas.

Si no aceptas: Me aseguraré que sea tu propia mano la que dé fin a su vida y verás como la luz se apaga lentamente en sus ojos.

Había quemado la nota, pero cada vez que cerraba los ojos podía ver las letras claramente frente a sus ojos, no había olvidado nada de su cautiverio, solo lo tenía casi enterrado al fondo de su cabeza de donde solo se escapaba en sus pesadillas te ofrezco calor, una cama cómoda y la promesa de no golpearte tanto si aprendes a comportarte, escuchó su voz y lo sintió a su lado, un escalofrío la recorrió por completo de solo imaginarlo. Tomó el frasco del ansiolítico en sus manos y sacó dos pastillas, pasándoselas sin necesidad de agua. De la ropa en la canasta empezó a ver cuál podría llevarse y la demás la dejó sin doblar. Metiéndose entre las cobijas para llorar hasta quedarse dormida ¿Cómo se despediría sin que se dieran cuenta que se iría?, ni siquiera el medicamento logró evitar que despertara asustada y llorando varias veces esa noche. Debía agradecer que con las clases había vuelto a usar sus guantes, así pudo disimular las marcas rojas en sus manos.

Abrió la llave, cuando el agua de la ducha tocó su espalda el contacto le ardió y una sonrisa se dibujó en su rostro recordando el motivo y a la causante de esas heridas, las uñas de Tenten eran casi tan afiladas como una kunai y le encantaba tener tales marcas. Envolvió su cintura en una toalla y con otra se secó la cara antes de seguir con su cabello, pensando en pasar la mañana en la biblioteca, estaba empezando a hartarse de la falta de información y de la falta de misiones. Tras dos meses en la aldea se sentía casi como un objeto decorativo, con ella en clases ahora a tiempo completo tal vez podría hablar con Tsunade para que le asignara algo para hacer. Esa tarde acompañaría a Hinata a hacer unas diligencias y al día siguiente se vería con Tenten en el campo de entrenamiento, probablemente el domingo también, pero el lunes a primera hora iría a esa oficina y aunque le doliera el orgullo hablaría con la Hokage. Una ventaja de su rango es que podía acceder a un área de la biblioteca que el resto de la población no, y era una zona designada a los archivos de reportes de criminales que consolidaban entre varias aldeas y que estaban actualizando medianamente seguido, no perdía nada más que tiempo intentándolo.

Cuando fue la hora de almorzar cerró la carpeta que tenía en sus manos irritado, no lograba entender que un grupo de seis hombres pasara completamente desapercibido. Algo estaba fallando en su búsqueda, pero no tenía pistas de como reencaminarla. Almorzó en los terrenos con su prima quien también estaba un poco aburrida de no tener misiones, sobretodo porque Hiashi no la dejaba salir mucho y rara vez sola. Caminaron por la aldea, entraron a varias tiendas a que ella comprara algunos libros, ropa y finalmente unas flores en la tienda de los Yamanaka, Ino escondió su mirada al verlo y no le dirigió la palabra, prefería eso a que lo viera de forma burlona. El sol se estaba ocultando y estaba completamente cargado de paquetes, por lo que empezaron a caminar de regreso al Clan para dejar a su prima en casa y poder irse a la suya.

- ¡Hinata, Neji! — los llamaron de lejos — justo los estaba pensando — completó Tenten al llegar al lado de ellos

- Hola Tenten — contestó Hinata, él solo hizo un movimiento de cabeza y la observó con detenimiento, había algo extraño en ella — Ino me dijo que mañana saldremos

- Sí, tarde de chicas — le hizo una seña para que se alejara un poco y pudieran hablar solos — lo siento, un ligero cambio de planes — se disculpó con una sonrisa, pero la sonrisa no llegaba a sus ojos — ¿te veo en la noche?

- Allá estaré — ella se estiró para darle un ligero beso y despedirse de Hinata con un movimiento de manos — Tenten — la llamó cuando se había alejado algunos pasos, ella solo giró la cabeza — nada de alcohol — se carcajeó y al menos esa alegría sí fue genuina