Treta

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Golpeó el escritorio enojada, este crujió y se tambaleó un poco, debía dejar de golpear su escritorio de esa forma cuando estaba molesta o pronto lo tendría que cambiar. Malditos Hyūga y sus asuntos de Clan, si de algo tenía certeza es que aunque sacara una cita con Hiashi, sacar una cita ¡Jah! Ella era la Hokage, pero aún si hiciera eso, este no le diría nada. Llevaba casi dos horas desde que Neji se había ido y seguía sin encontrar ni una pista sobre ellos. De repente su cabeza se iluminó, si Tenten se había quedado en esos terrenos significaba que era bastante probable que le hubieran contado a ella también la historia. Además de tentar su escasa paciencia al tema no perdería más preguntándole directamente, por lo que se levantó y fue hacia el que era ahora el salón de clase. Golpeó la puerta suavemente antes de escuchar que siguiera.

- Buenos días chicas — las saludó

- Buenos días Tsunade-sama — contestaron las dos al tiempo

- Tenten, por favor pasa a mi oficina cuando terminen la lección

- Tsunade-sama, no fue mi culpa — pudo ver su mirada asustada — fue el clima, yo quería...

- No te voy a hospitalizar Tenten, Neji ya me explicó la situación — un suspiro de alivio salió de sus labios — igual necesito hablar contigo — ella asintió — por favor continúen — y se devolvió a su oficina a adelantar un poco del inagotable papeleo mientras la esperaba.

Kumiko le explicó una vez más lo concerniente a la invocación en un pergamino, pero una parte de su cabeza se iba al día anterior, logrando que no se concentrara y su siempre amable sensei la estuviera mirando ligeramente mal. Prestó atención e intentó nuevamente hacer el dibujo que estaba en el pizarrón y hacer fluir chacra hacia su mano luego de hacerse el corte en el dedo, un poco de humo salió del papel pero nada más, bueno, eso era un avance, a ese ritmo en un año sabría invocar todo lo que estaba en el gigantesco pergamino de su armario. Se estremeció por haber pensado que le tomaría todo un año, no, ella tendría sus recuerdos mucho antes y entonces se reiría de todo el tiempo que había dedicado a esas clases. Antes de terminar la lección, la ojiazul le recomendó un libro sobre habilidades de kunoichi, pues además de chacra, jutsus y similares, sería bueno que supiera las otras artes que se supone manejaba antes en sus misiones. Agradeció la recomendación y se dirigió al despacho de Tsunade, cuando terminara ahí iría a la biblioteca a buscar el libro mencionado.

- Por favor siéntate, Tenten — fue el saludo que recibió al asomarse por la puerta

- Gracias — se adentró en el lugar y se sentó en el borde de la silla

- Para empezar, lamento que tuvieras un ataque de ansiedad ayer por pensar que te hospitalizaría — sabía cuán amenazante había sido la anterior vez — ¿cómo pasaste la noche sin medicación?

- No muy bien, desperté una vez gritando y muy agitada

- Seguiremos con el medicamento, si hay alguna novedad con este quiero que me lo digas de inmediato, pero olvida lo dicho sobre hospitalizarte por eso ¿bueno? — contestó con un rápido asentimiento de cabeza — por otro lado, supe que estuviste en los terrenos de los Hyūga — no pudo evitar sonrojarse — ¿te contaron algo sobre tus captores?

- Sí – se frotó la cicatriz levemente — pero me dijeron que era un asunto del Clan y no podía decir nada — la rubia bufó molesta — disculpe Hokage-sama

- Lo entiendo — intentó que además de ese bufido, nada más delatara su enojo — pero es importante que entiendas Tenten, que lo ocurrido me compete a mí también — la mirada chocolate se dirigió al piso — está bien, no puedo obligarte a contarme — aunque siempre podía llamar a Ibiki y terminar de traumatizarla de por vida — pero necesito entonces que me digas todo lo que puedas — no hubo respuesta — hagamos algo — buscó entre las carpetas de su escritorio hasta que encontró el informe de Neji — lee esto — la castaña recibió las hojas y volvió a sentarse, desplazando sus ojos por las palabras allí escritas. Había tenido razón, él había luchado con fiereza por ella, aunque al parecer en el campo de batalla solo había visto a cuatro atacantes antes de perder la consciencia y despertar solo, se sentía decepcionada con lo leído pues al saber de qué se trataba esperaba que de pronto le hubiera traído recuerdos al haber estado ella también en esa pelea — ¿terminaste? — asintió — ahora lee este — del informe de Shikamaru le entregó solo la primera hoja que era en donde estaba lo concerniente al rescate, no consideraba prudente que ella leyera las apreciaciones que este daba sobre su estado mental. Leyó lo escrito sobre los cinco hombres en la sala y el sexto que había salido de la habitación en que se encontraba, una lágrima se resbaló por su mejilla al recordar que ellos habían llegado en el momento exacto, la limpió de una vez y devolvió el papel a la mujer — cómo puedes ver, tengo el ataque que les hicieron, aunque no esté claro porque decidieron secuestrarte en lugar de matar al Hyūga directamente, y tengo el rescate. Siento insistir, pero es necesario que me cuentes que pasó en el medio de esto y lo que recuerdes de tu cautiverio

El Clan KazirgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora