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Reid Strasser.

—Puedes hacer dos cosas; o te olvidas del asunto o te olvidas del asunto. No hay más opción —mi madre habló, impaciente.

Le había insistido durante todo el bendito día para que pudiera decirme algo más sobre mi padre biológico y todo ese asunto del que yo era el único que, al parecer, no sabía absolutamente nada. Me molestaba bastante que no quisiera decirme ninguna cosa, y más me molestaba aún que no tuviera una buena razón que justificase su silencio.

Le había dado vueltas al asunto durante días. Hasta llegué a un punto donde dije "A la mierda con esto", pero ese mantra no me funcionó por mucho tiempo. Sabía que estaba siendo un grano en el culo para mi madre con tanta insistencia, pero eso no podría importarme menos.

—Entiendo que quieras saberlo todo, pero no estoy lista para contártelo todavía —dijo ella.

—¿No estás lista? —levanté una ceja—. Lo que me preocupa realmente es que nunca estés lista.

—Te prometí que te lo diría, algún día.

—No sé si quiera esperar tanto.

Ella bufó, luego me sujetó por la barbilla y me plantó un beso en la mejilla.

—Ya, quita esa cara —dijo, sonriente.

No me dio tiempo de responderle a mi madre. Mi celular vibró sobre la mesa y rápidamente lo tomé, encendí la pantalla y vi un mensaje nuevo de Teresa.

Teresa: ¡No me vas a creer esto! Me encontré a Everly en el club.

Reid: ¿Everly está ahí? ¿Con quién?

Esto era lo que me faltaba.

Cálmate, joder.

¿Qué más da con quién esté ella?

Siempre me dije a mí mismo que con Everly no teníamos nada serio ni formal, pero ahí estaba yo, ansioso por saber con quién había salido ella como un jodido adolescente. La sensación que estaba teniendo era bastante desagradable.

Enseguida recibí una respuesta.

Teresa: Vino con Asher, estamos todos juntos.

Así que había ido sola. Con él.

Yo no me consideraba una persona que se molestara por cosas como esa, pero sabía que el tal Asher tenía otras intenciones con Everly. Por supuesto, ella era demasiado ingenua como para darse cuenta.

¿Y qué intenciones tienes tú?

Mi mente me jugaba sucio la mayoría de las veces, esa como por ejemplo.
Mi subconsciente razonable me rogaba que me quedara en casa, pero mi lado impulsivo me decía que debía ir a ese club.

Nunca había resaltado por tomar buenas decisiones así que, ¿por qué hacerlo ahora?

Reid: Voy para allá.

No esperé una respuesta de su parte, de inmediato me levanté del sofá de manera algo brusca, cosa que hizo que mi madre me mirara con el ceño fruncido.

—¿A dónde vas? —preguntó ella.

—Voy a salir.

—Eso está claro pero quiero saber dónde estarás.

—Voy exactamente al mismo lugar donde se encuentra Teresa. Ya sabes, para vigilarla.

Mi madre me miró entornando los ojos, estaba claro que no se había creído eso de la vigilancia.

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