17. Galletas

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Pov Doble D

It's going down —la música inunda cada espacio del hogar de nuestro buen amigo Rolf, el ritmo me invita a cantar.

— I'm yelling timber —un alma que sabe de música me sigue con la letra: Eddy.

— You better move —continúo.

— You better dance —termina Eddy.

Debemos posponer el karaoke ya que mis galletas están listas.

— ¡Al fin! ¡Ya me estaba hartando! —como siempre, Eddy detesta esperar— ¡Quiero, quiero, Doble D!

— Voy, voy, está caliente todavía —lucho por responder y no quemarme.

— Hace mucho no cocinas para nosotros, ellos no merecen galletas —awww.

— Nos prestaron la cocina y dieron los ingredientes, no seas gruñón, Eddy —una sonrisa se me escapa, mi amigo es un buen chico pero creo que tiene motivos ocultos ahora.

Termino de repartir en cada plato una cantidad justa de galletas.

— Lleva las de Kevin y Nathan —pido, bueno, yo también tengo motivos ocultos.

— ¡Jamás, no quiero servirle nada a la calabaza! —ohhh— ¡Mejor lleva las de tu nana, Doble D!

— Es un cuidador, no una nana —ahhh, no quiero ver a Nathan— Sé un buen niño o no te daré galletas.

— Somos seres racionales y buscar una solución a esto —ha dicho palabras muy sabias— Odio complicarme con cosas pequeñas, así que...

— ¿Así que...?

— ¡VENGAN A COMER GALLETAS! —sí, muy racional— ¡EL ÚLTIMO LAVA LA LOS PLATOS!

La música está alta, sin embargo, mi amigo tiene pulmones fuertes, ellos escucharon perfectamente y han venido como salvajes, veo que nadie quiere lavar los platos.
Como buenos niños se han llevado su plato y han buscado lugar en el comedor, mi Eddy es un buen chico, aunque hable fuerte y use palabras duras es muy amable, se ha quedado conmigo y me está ayudando a poner la loza sucia en el lavaplatos.

— Vamos, Eddy —en un rato lavaré eso.

En una mano llevamos el plato de galletas y en otra un vaso de leche, en el caso de Skipper, él lleva café con leche. Al llegar a la mesa veo a los salvajes devorar las galletas como si se las fuesen a robar, nadie dice palabra alguna, solo hay miradas, unas más discretas que otras.

— Eddy, tú dobladillo —dejo mi comida en el lugar vacío y me dirijo a la camiseta de mi amigo. Soy un adicto a la buena imagen, no soporto ver un cuello mal arreglado u otra imperfección en la ropa.

— Gracias, mamá —ah, mamoncito.

— Yo también, Doble D —agrega Ed.

— Lo haces a propósito, Ed —dicho esto voy a arreglar su chaqueta, la cual arrugó a propósito.

— Gracias, mamá.

Sonrío para mí mismo, ambos pueden tener cualquier edad pero siempre van a actuar como niños.

— Yo también, Doble dulce —ahg, Nathan.

— Ya sé quién no volverá a comer de mis galletas —respondí.

— ¡Están deliciosas, lindo! —la boca de Jimmy estaba llena pero se entienden bien sus palabras— Cásate conmigo.

Ugh, la mayoría de los chicos voltearon a ver al hermoso Jimmy.

— ¿Qué? Mejor aseguro una esposa que sepa cocinar así de bien.

— Doble D y sus platillos son nuestros —Eddy protege a su esclavo— ¿Verdad, Ed?

— Sí, sí, gracias por participar, vuelvan pronto —responde mi gigantesco amigo.

— ¿No te gusta mi comida, chico Ed? —bueno, esto se puso interesante, Rolf ha movido una ficha.

— Pollo, cerdo, maíz, pan, cerveza, pastel, me gusta, me gusta.

— Soy muy apropiado, no necesitarás de Doble D. —oh, está compitiendo directamente conmigo.

— No lo creo —si le jodí la vida Kev, Rolf merece llevar también— No tienes tu suerte, Rolf.

— ¿Hay algo que no sepa? Sé todo lo que le gusta al chico Ed.

— ¿Sabes sobre sus alergias?

— Tsk, bien jugado. ¡Eso quisieras escuchar!

— Uh —los demás están atentos a la situación.

— Ed es alérgico a las anguilas y a los conejos, por eso en su menú jamás le doy de comer esos infelices animales.

Lo dice muy orgulloso. ¿Cuánto ha venido Ed?

— ¿Acaso sabes sobre su alergia con un postre en especial? —contraataco.

— Le he dado más de cinco postres, sé perfectamente lo que le gusta.

— ¿Le diste alguna vez pudín de caramelo? —sonrío al ver su expresión.

— ¿Ed es alérgico al pudín de caramelo? —pregunta uno de los espectadores.

— Así es —dejo que Eddy responda— ¿Quieres matar a nuestro amigo, Rolf tonto?

— No puede ser —sí, derrotado— Le he dado ese postre dos veces, con razón te vas de inmediato cuando lo terminas de comer. ¡Te he fallado! Tu honor----

— Cállate, Rolf. No vuelvas a subir en ese árbol a Ed, es un buen chico pero tiene acrofobia.

— ¡¿Qué?!

— ¿No sabías todo sobre Ed? —pregunto sarcástico— Perdiste, es nuestro Ed.

— Boing, Boing, tengo que ir a mear.






De alguna forma logré escapar de la vista de Nathan junto a mis chicos

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De alguna forma logré escapar de la vista de Nathan junto a mis chicos.

— Dinero, dinero, dinero —Eddy camina muy feliz— ¿Vamos a comprar empanadas o miedo?

— Pan tostado.

— ¿Cuánto ganaste, Eddy? —damos vuelta en la esquina.

— Mucho, ese cabeza de pasto tenía muchos ahorros.

— Pensé que estarías molesto con él.

— ¿De qué me sirve enojarme si puedo sacarle billetes? —es el mismo chico ambicioso— ¿Qué hay de ti, Ed?

— Pan tostado.

— ¿El único molesto soy yo? Me siento idiota ahora. —ahg, no quiero pensar más.

— No te sientas mal, Doble D. —Ed ha detenido la caminata— Aún podemos vengarnos y él no podrá decir nada.

Es cierto, los Ed's somos de lo peor.
Utsss, Ed ha dicho algo muy interesante.

— En efecto, querido Ed. Las estafas y las venganzas se nos dan de maravilla, debemos trabajar en una especial para Nathan♡.

— Y si podemos sacar más billetes sería perfecto. ♡

¿Niñero? [Nathan x Edd] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora