Los Wayne

¿Rojo o Negro?

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Bruce: 35 años
Dick: 14 años
Jason: 12 años
Tim: 8 años
Damian: 5 años

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—¡Quítate! —gruñó un chico, empujando levemente a Jason, quien lo miró desafiante.

—Golpeaste a mi hermano —respondió Jason, observando a Tim sollozar en el pecho de Dick.

—Él derramó su jugo en mi uniforme —se excusó el otro.

Dick lo miró con fiereza, mientras Jason apretaba los puños. En unos minutos, Alfred llegaría; no tenían que meterse en problemas.

—Es pequeño, solo se tropezó —trató de apaciguar Dick.

—Eso no quita que sea estúpido.

Maldito bastardo, acababa de llamar estúpido al que probablemente sería el más listo de todos. Jason apretó los puños con más fuerza.

—Oye, tranquilízate —susurró uno de los matones—. No debiste golpearlo —miró a Dick.

—¿No ves lo que me hizo? —gritó el agresor.

Tim se apegó más a Dick. El otro chico suspiró.

—Idiota, son los hijos de Bruce Wayne —le recordó.

El rostro del niño, que era un año mayor que Dick, palideció al instante. Observó fijamente a Dick y a Tim. Cabello negro y ojos azules, según su madre, esas eran las características de Bruce Wayne.

—De esos dos lo creo, pero de este... —señaló a Jason con desdén, mirando sus ojos verdes y la mata pelirroja en su cabeza.

—¿Qué demonios significa eso? —Jason dio un paso adelante, ignorando por completo que ese chico era casi cuatro años mayor que él.

—Que, hasta donde sé, los Wayne son pelinegros. ¿Eres el adoptado, verdad? —sonrió con crueldad.

Jason trató de que no le doliera. No era un secreto que Bruce había adoptado a tres de sus hijos, pero ese chico no había puesto en duda que Tim y Dick eran hijos de Bruce. ¿Por qué él sí?

—Ya sabes, ojos azules o cabello negro... lo que caracteriza a los Wayne —continuó el otro con burla.

Dick parecía dispuesto a golpearlo hasta que un auto hizo sonar el claxon en la entrada y escucharon un débil llamado.

—¡Dick, Tim, Jay!

Regresaron la vista y, por la ventana, se asomaba el menor de los Wayne, mostrando sus cachetes rosados y con algo de pintura en el rostro. Dick tomó del brazo a Jason y de la mano a Tim, llevándolos al auto.

El camino fue silencioso. Alfred no había hecho muchas preguntas y Damian aligeraba el ambiente, pero Jason no podía ignorar el dolor en su pecho. Observó con detenimiento a sus hermanos: Dick y Tim eran de piel clara, ojos azules y cabello negro; podían pasar por hijos biológicos de Bruce. Damian, en cambio, sí era su hijo de sangre y, según el propio Alfred, una copia exacta de Bruce, solo que con la piel más tostada y ojos verdes.

Pero ¿y él?

Jason no tenía nada que pudiera hacerlo pasar por un Wayne. Su piel no era ni clara ni tostada, sino una mezcla de ambas, con un ligero bronceado por estar tanto tiempo bajo el sol. Sus ojos verdes los compartía con Damian, pero el niño se libraba de cualquier duda porque compartía sangre con Bruce. Y lo peor: su cabello. Completamente pelirrojo. De pequeño le había gustado; lo hacía sentir especial, exótico incluso.