Los Wayne

JASON

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Bruce: 30 años
Dick: 9 años
Jason: 7 años

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Jason nunca ha tenido suerte.

No cuando su madre tuvo una sobredosis y falleció a su lado. No cuando su padre lo comenzó a odiar por eso. No cuando su padre cambió del hombre algo amable a ese monstruo alcohólico, que lo golpeaba cuando no traía alcohol, sin preocuparse siquiera si su hijo había comido ese día.

Pero tal vez...un día, esa mala suerte le dio un giro a su vida.

Su padre tan borracho y violento, lo echó bajo la lluvia, gritando maldiciones. Jason con los ojos llenos de lágrimas pero sin derramarlas, camino por las calles mojadas y peligrosas de Gotham, con el estómago vacío y el cuerpo dolorido.

Se dirigió hacia su único refugio, su callejón favorito (el único que no apestaba a orines o lo usaban para intercambio de drogas). Se acurrucó en una caja y un periódico como manta, se dispuso a tratar de entrar en calor y dormir. Fingiendo en su mente que el frío y el hambre no pesaban en sus pequeños huesos.

Tal vez estaba al borde de la inconsciencia, cuando un motor lo despertó. Saliendo con cuidado de la caja, algo temeroso abrió los ojos y se irguió, viendo con asombro el auto negro.

No era solo un auto ¡Era el Batimovil!

Había escuchado los rumores de ese vehículo, y también de su conductor. Se acercó solo a observar por curiosidad, pero cuando vio el excelente estado de los neumáticos junto a su dolorido estómago por el hambre, tomó la decisión de robar. Pagarían muy bien por las llantas del batimóvil, lo suficiente para sobrevivir por un tiempo sin su padre. Sacando su herramienta (arma de defensa también) se movió con rapidez.

Pero tuvo que detenerse cuando escucho unos pasos pesados tras suyo, dándose vuelta con lentitud vio la imagen más aterradora de su vida, el hombre encapuchado y vestido de negro lo miraba con seriedad (preferiría eso a enojo). Cuando pareció abrir los labios, Jason lo golpeó con la llave inglesa, escuchando el débil jadeo del hombre, para luego echar a correr.

Poco después de su encuentro, la policía se hizo más visible en las zonas bajas y cuando se dio cuenta ya estaba en el orfanato por negligencia, abandono, abuso y otros delitos por parte de su padre. Según supo, Batman dio aviso a la policía de trato infantil y Bruce Wayne cuando se enteró dio todo su apoyo a un orfanato.

Pero Jason ya sabía que su suerte no siempre era buena.

El orfanato no era mejor que su "hogar", el maltrato, el robo, el abandono y el acoso era constante. Jason no lo soportaba. No otra vez, no cuando escuchaba los sollozos de dolor, frio y hambre de los otros niños.

Decidiendo hacer algo, salió a la calle a buscar al enmascarado, estaba cansado, mojado y con frío, pero no se rendiría. Su esfuerzo dio frutos cuando pasaba por un callejón y escucho una risa infantil sobre su cabeza Vio a tiempo como una figura negra saltaba entre techos y un niño con traje colorido reía mientras lo seguía.

Batman y Robin.

El dúo que impone terror a los criminales.

Se quedó unos momentos observando con envidia y alivio para luego gritar y correr tras ellos.

—¡BATMAN! —gritó con todas sus fuerzas, —¡ROBIN!

Estos parecían no oírlo hasta que el pequeño niño apareció de repente frente suyo.