Los Wayne

Solos en casa

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Bruce: 33 años
Dick: 12 años
Jason: 10 años
Tim: 6 años
Damian: 3 años

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—Dick, ¿estás seguro que pueden quedarse solos? — preguntó su padre por quinta vez.

—Si papá, solo te iras por tres horas— respondió ya algo molesto que su padre no confiara en él. —Además también estaré con Jason, entre los dos manejaremos a los más pequeños.

—Recuerda que cualquier emergencia, el número de la policía está en marcado rápido, al igual que el mío y el de Alfred— su hijo hizo una pose militar y sonrió. Bruce algo incómodo se agachó y abrazó a su hijo con fuerza, como si estuviera por irse a un viaje por años y no por tan solo 3 horas, 3:30 si el tráfico estaba muy denso.

Alfred parecía estar revisando que todo lo peligroso estuviera fuera del alcance de los niños, mirando inquieto hasta el más mínimo cuadro, como si fuera un arma mortal.

—Amo Bruce, creo que debería quedarme— pronunció el mayordomo con algo de inquietud, y a Bruce casi se le sale un suspiro de alivio al pensar que sus hijos estarían con un adulto responsable, pero a los dos niños no les gusto nada la frase.

—Alfred podemos cuidarnos, solo son tres horas— reprocho Jason, y Dick siguió dando puntos como: "soy el hermano mayor puedo cuidarlos", "soy Robin, papá sabe que puede confiar en mí", "juro que nada malo pasara, soy muy responsable", y tantas otras cosas que Bruce no alcanzo a oír.

—Por favor jóvenes amos, cualquier emergencia llamen al 911— se despidió de los mayores y miró hacia las gradas que llevaban al piso superior y donde los dos niños más pequeños estaban disfrutando su siesta.

—Dick, estás a cargo; Jason por favor obedece a Dick y cuiden a los más pequeños— los dos niños asintieron y con una pose militar despidieron a su padre y abuelo. Se quedaron en esa posición por unos diez minutos, asegurándose que los dos mayores habían salido de los terrenos de la mansión. Disfrutaron de su responsabilidad por unos segundos antes de chocar los cinco con una gran sonrisa.

—Tenemos casa sola— pronunció Jason, como si fuera lo máximo que pudo ocurrirle. Él junto a su hermano mayor se quedaron viendo unos segundos antes de correr al salón de juegos. Sabiendo que los dos más pequeños no se despiertan por las siguientes dos horas, o en el mejor de los casos se despertarán cuando tanto Alfred como Bruce estuvieran en casa.

—Podremos jugar los juegos clasificación M— Dick corrió al mueble, donde se alojaban todos los videojuegos disponibles, y sacando una pieza hecha de cajas de juegos vacías para ocultar los verdaderos juegos (gracias a tutoriales de Youtube) sacaron los cinco juegos clasificación M que compraron de contrabando en la escuela.

—Prenderé la televisión— Jason corrió a alistar la consola que usarían, siendo el Xbox 560. También acomodó los asientos y tomó el control, mientras Dick se decidía por el juego 'Silent Hill'. —Esto es tan emocionante— murmuró con una expresión de felicidad, sintiendo la adrenalina de romper las reglas de su padre.

—Este juego no dará tanto miedo, si lloras por la noche no te voy a consolar— se burló Dick, mientras tomaba un control dispuesto a demostrarle a su hermano menor, lo valiente que era.

1 hora y media después

—D-Dick— Jason estaba oculto tras mantas y almohadas, mientras Dick jugaba cerrado los ojos, escuchando los gritos y la música fuerte de suspenso, que jugaba con sus nervios.